70
EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍA.
beneméritos
t
en el opositor de más influencia
6
en
el opositor único, por haber alejado d-el concurso
á
los demas aspirantes. Por su parte, los agraciados
no tenian por qué mirar con inquietud sn inhabi-
- lidad para desempeñar las cátedras, porque las au–
las estaban desiertas. Los colegios de la Compañía
llenaban, en parte, el vacío de la Universidad,
obligando
á
sus alumnos
á.
que hiciesen estudios
serios; y tampoco estaba descuidada la educacion
intelectual de novicios y coristas en las demas ór–
denes religiosas. El Virey procuró contener la pro–
digalidad
y
abuso de los grados c-0n restricciones,
que fueron incluidas eBtre las constituciones aca–
démicas, no sin abrigar recelos de que los mismo
doctores pusieran empeño
y
bu$cáran pr.etextos para
la revocacion de medidas útiles
y
que habían solí–
-citado con el interes más vivo.
Aunque la enseñanza monástica dejára mucho
que desear en la extension de sus ·programas, elec–
cion de doctrinas, métodos
y
lenguaje; ya las me–
ditaciones privadas, ya la lectura de las mejores
obras francesas, iban formando hombres eminen–
tes . Acababa de morir el enciclopédico Peralta y se
anunciaba el brillante Olavide. Otros hombres de
gran talento iban á ilustrar su patria sin .salir de
ella
6
viajando pqr Europa. Algunos documentos de
l
este período, como que anuncian, en sus ideas avan–
zadas y en la elegante claridad del estilo, la ilus–
tracion de otro siglo. Inspirado sólo por su
genio~