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EL MARQUÉS DE VILLAGARCÍ.A.
venida de una oomision ·astronómica, que, con el
objeto de determinar mejor la figura de la tierra,
midió junto al Ecu·ador un grado de meridiano. Los
distinguidos oficiales de marina D. Jorge Juan
y
D. Antonio Ulloa, que formaban parte de ella,
fue~a
de otros importantes servicios, contribuyeron con sus
publicaciones
y
noticias se?retas á que se corrigie–
ran abusos enormes. La Condamine, Godin, .Jus-
ieu
y
otros hábiles franceses, que fueron enviados
por S. M. Cristianísima, hicieron conocer.mejor,
y
apreciar más, vastísimas regiones, en
CU:)
o interior,
con excepcion de algun misionero jesuita, no ha–
bía penetrado ningun sabio extranjero' y cuyas
ricas producciones apénas había podido vislumbrar,
á
principios del siglo, desde los Recoletos francis–
canos de Lima, el naturalista Feville.
~us
investi–
gaciones, siempre difíciles, eran á vece en extre–
mo.peligrosas. Un goberna'dor del reino de Quito les
previno, que observáran
á
su gusto el cielo, pero
que se guardáran de explorar la tierra. El vulgo,
mirándolos con la doble prevencion de extranjeros
no
católicos~
cuando los vió andar por escabrosid·1-
es
y
nevados, tirar líneas
y
observar los astros con
instrumentos no conocidos, túvolos por cierta espe–
cie de hechiceros, ocupados en artificio diabólicos.
Con tan malas ideas de ellos, un dia en que a
i -
tian, en la ciudad de Cuenca,
á
una corrida de toro ,
tras un ligero altercadQ, fueron atacados con furor,
muerto el cirujano de la expedicion
tt
manos de la