EL ARZOBISPO DE LIMA.
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tt>do riesgo, iban
á
ser obtenidas sin peligro por los
comerciantes de su patria, merced
á
la doble conce–
sion, que la España hizo
á
la Inglaterra, del asiento
de negros
y
del navío del permiso. Abusando del
asiento, introducían esclavos en todas las épocas del
año,
y
con ellos toda suerte de géneros. El navío del
permiso debia reducirse
á
650 toneladas; pero no
sélo era de mayor cabida, sino que se hacia acom–
pañar de pequeñas embarcaciones bien surtidas,
y
á medida que expendía su cargamento, recibía el
de ellas, de modo que, vaciándose
y
llenándose sin
cesar, venia
á
ser el antitonel de las Danaides. Con
semejante proceder aspiraban los ingleses
á
mono–
polizar el comercio colonial, dejando únicamente
á
la España la odiosidad de las restricciones.
A
ejercer los comerciantes españoles su giro con es–
trecha sujecion á las tarifas antiguas, no habrían po ·
dido resistir la desigual concurrencia. Mas en 1720,
con el objeto de simplificar el cobro de derechos, se
impusieron 5
t/
1
re·ales por cada palmo cúbico de
fardos, frangotes, cajones, tercios, paquetes
6
bar–
riles susceptibles de valuacion en volúmen, tasan–
do los demas efectos
seg~n
su número, peso ú otra
medida. El palmeo permitió, que entráran los efec–
tos más V3.liosos, sujetos á un ligero impuesto, y de
esa suerte fué menor la difer13ncia entre ambos co–
mercios; la que ántes se elevaba á un 30 por 100,
por girar los dos sobre productos ingleses, sobrecar-
. ,
gado el español de gabelas
y
casi exento el último.