EL PRÍNCIPE
DE
SANTO BONO.
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fico del café, cacao, caña de azúcar
y
otros valio–
sos ·productos, feracísimas regiones, adonde poco án–
tes nadie podia bajar de la sierra, sin inminente ries–
go de ser atravesado por la flecha de los chunchos.
El Gobierno
y
la · sociedad se mostraban tanto ·
más satisfechos de las grandes conquistas hechas
en la montaña, cuanto que extraordinarias calami–
dades afectaron profundamente, por estos años, á la
tierra cultivada
y
á
sus habitantes. La falta de co–
sechas en la costa encareció el precio del trigo hasta
el extremo de que una fanega se vendiera en cin–
cuenta pesos. Durante tres años se sufrió en la sier–
·ra una epidemia de fiebres, que pareció venir de
Buenos-Aires, devastó el alto Perú, ·dió al benéfico
Obispo de Arequipa ocasion de gastar una
ingent~
fortuna en alivio de los afligidos,
y
causó gran e -
trago en las P.rovincia del Cuzco.
Desde el mes de Abril se notaron en la antigua
capital de los Incas algunos casos de la aterradora
enfermedad , qué movieron
á
hacer r.ogativa
y
á
encomendarse á todas las imágene. , ofreciendo un
culto especial
á
los santos, abogado de la peste.
Yendo en aumento el 111al, se prohibió el toque de
las campanas, para no amedrentar los ánimos,
y
se
dispensaron los ayunos
y
abstinencias,
á
fin de que
no se debilitáran los cuerpos. Mas la epidemia se–
o-uia con tal fuerza de infeccion, que hacia perecer
á
los sangradores, asistentes
y
sepultureros,
y
áun
á
los borricos
y
á
las llama en que se trasportaban