EL PRÍNCIPE DE
S~NTO
·BONO.
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y por-Méjico en las naves á que se daba lioeEteia
para comerciar en sus puertos ,
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en los de Guat.e–
mala En vista de tales obstáculos , lo más sencillo
era abandonar el insostenible y ruinoso sistema de
·los galeones, autorizando el tráfico directo de España
con los puertos
~el
Pacífico, cuyas facilidades y ven–
tajas ponia de manifiesto el comercio clandestino
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tolerado de los buques extranjeros, desde principios
del siglo. Mas prevaleció la rutina, y con ella los
quebrantos y los ce.natos estériles. La ineficacia de
éstos debia acrecentarse con la ereccion del vireinato
da Santa Fe, hecha en 1717. Las competencias
suscitadas entre las autoridades de Lima
y
Bogotá,
tocante
á
jurisdiecion_es, entorpecían la accion
administrativa en Panamá,
y
así favorecían indi–
rectamente la continuacion del desórden. Por esta
causa se revocó la erec.cion tres años despues,
para hacerse definitivamente· en 1740.
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La agregacion, que del reino de Quito se habia
hecho, en 1717 ,
á
dicho vireiuato , no permitió, que el
gobierno de Mainas, comprendido en aquella Au–
diencia, recibiese de Lima la importante proteccion,
que de antiguo se le -yenía dispensando en el inte–
res de lós neófitos del Amazonas. Pero las demas
misiones fueron mu
y
favorecidas por un monarca
piadoso, que , como sus predecesores. reconociá por
principal título para su vasta d'ominacion en las
Indias, la conversion de los idólatras, errantes to–
davía miserablemente , en la inmensidad de la