EL ARZOBISPO DE LIMA.
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Baltasar Ros, no iué admitido por el osado Ante–
quera, bajo pretexto de que sus despachos no ve–
nian
comunicad~s
por conducto de la Audiencia,
ni para las nuevas resoluciones
se~
habia tenido en
cuenta el estado del proceso. Autorizado para ocu–
par .su puesto
á
viva fuerza, no temió el mrnvo Go–
bernador avanzarse, llevando por principal apoyo
seis mil neófitos, comandados por dos misioneros.
A sus intimaciones contestó el cabildo de la Asun–
cion, que ya iba
á
encontrarle,.
y
di6 órden de ex–
pulsar de la ciudad
á
los jesuitas
y
de ejecutar
á
Reyes. Los padres fueron expulsados; pero Anteque- ,
ra no consintió en la ejecucion del preso, por estar
sometido
á
juicio. Las fuerzas paraguayas se avis–
taron el 12
~e
Agosto de 1724, con los invasores, en
el paso de Tivicuari,
y
habiéndose cruzado algu–
nos fuegos de artillería, permanecieron sin hosti–
lizarse hasta el 25, en que obtuvieron una comple–
ta victoria, segun sus contrarios, por haberles sor–
prendido en la madrugada,
y
aegun ellos, recha-
_zando la sorpresa, que los neófitos les preparaban. La
pérdida de éstos se hizo variar de 300
á
800 muer–
tos; los curas
capitan~adores
quedaron entre los
prisioneros. El c.astellano de Villarica, que les traía
un refuerzo, · habiendo sido alcanzado ese mismo
dia, fué arcabuceado, sin permitirle confesarse. La
victoria fué solemnizada declarando
á
San Luis
patrono _de la provincia, por haber protegido
·á
los
vecinos españoles contra los bárbaros guaranís.