EL CONDE DE SUPERUN:OA.
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todas las causas, así civiles, como·criminales. Con–
iradicha su pretension, y aspirándose por las auto–
ridades civiles
'á
formar sala de competencia, donde
pudiera determinarse la extension de los derechos
respectivos, sólo convino el tribunal sa rado en
formar
sala refleja
para decidir, si el caso cuestio–
nado debia ser
ó
no objeto de competencia. Forma–
<la la sala, que él pretendía, se disputó , si el oidor
podia entrar en ella con capa y sombrero,
ó
si ne–
cesitaba adornarse con toga
y
gorra. Ab uelto en el
primer sentido este incidente, resistió el oidor se–
guir la discusion, previendo, como sucedió, que los
ministros reunidos resolverian conforme
á
los de–
seos de la Inquisicion. Mas una real cédula ordenó,
por el contrario; que ninguno de sus miembros
gozase del fuero activo· que sólo conservasen la
posesion del pasivo los titulares a alariados; que en
adelante no hubiese salas reflexas, y que en los ca–
sos claros se evitasen los de competencia, estándose
,á
la decision del Virey .
El arzobispo Barroeta, recibido cortésmente por
el Virey, que para la reedificacion de la catedral
.contaba con su poderosa cooperacion, guardó al
principio con el Conde-
la
mejor armonía; pero,
mal aconsejado,
y
amigo de disposiciones arbi–
trarias, no tardó en suscitarle graves embarazos,
aunque, por lo comun, los motivos de alterea–
cion fuesen harto leves.
QuiSQ SU
Ilustrísima usar
.en las procesiones el quitasol, que era prerogativa