EL CONDÉ DE SUPERUNDA.
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delaciones. Un falso conjurado logró introducirse
en las juntas,. y obtenidos seguros indicios, se con–
fió la causa al inteligente oidor D. Pedro Bravo de
Castilla, que la concluyó
e~
breve plazo. Seis de
los principales
éonspira~ores
fueron ,ejecutados en
la plaza de armas, asistiendo los indios nobles .
y
los cabos de las milicias para ostentar su fidelidad
al Gobierno. Otros lograron escapar, entre ellos el
a.utor del plan de ataque y el destinado á entrar en
relaciones con el jefe de los chunchos. Uno de los
más comprometidos
é
in~uyentes,
asilado en Hua- .
rochiri, levantó la prov;incia, dió muerte al Tenien- .
te General, al Corregidor y á otros españoles, rom–
pi6 puentes, quebró los caminos y trató de hacerse
inexpugnable entre precipicios y desfiladeros. El
Marqués de Monterico , enviado en su persecucion ·
al frente de 400 hombres; :flanque6 las quebradas,
aisló
á
los sublevados y los desalojó de sus formi–
dables posiciones. Despues de la derrota fueron en–
tregados los fugitivos por sus compro.vincianos; al–
gunos ·recibieron la muerte en los mismos
lugares~
dos de los cabecillas vinieron
á
sufrir en '1a capital
el último suplicio. Un ind_ulto redujo al sosiego
á
los <lemas conjurados, fuera de uno, ejecutado en
Lambayeque. Se repararon los caminos, se prohi–
bió el tráfico de cholitos, y se procuró, que los es–
pañoles tu viesen alguna provision de armas , por-"
que su anterior armamento se reducía
á
1.185,
en–
tre las blancas , 623 escopetas y 683 pares de pisto-