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EL CONDE DE SUPERUNDA.
glo quedó rehecha en nueve años, aplicándole el
producto de las vacantes y otras rentas episcopales,
irayendo maderas de Guayaquil
y
Guatemala, com–
prando recuas para el trasporte de los escombros
y
materiales, realizando oiras grande'S economías,
y
activándose los trabajos con la.presencia del Vi–
rey. El nuevo templo fué estrenado el 29 de Mayo
de 1755 con la fiesta del Santísimo Sayramento,
y
el 30 con la de San Fernando; las pompas religio–
sas, en el sagrado recinto y en las qalles. recorda–
ron las incomparables fiestas celebradas por el
Conde de Lémos, y en ellas pudieron ·admirarse,
junto con adornos materiales de ·mejor gusto, la
mayor cultura intelectual, que se
reve~aba
en el
estilo de los preQ.icadores.
En la urgente reparacion del puerto, se aceler6
la fáhrica de un castillo, que le defendiera de las
agresiones marítimas, y se trasladó la poblacion al
más seguro sitio de Bellavista, donde no se consin–
tieron, desde luégo, conventos, que perjudicáran
á
la nueva parroquia. Mas no tard6 en pensarse, que
sería necesario fundar un colegio de jesuitas , para
mayor satisfaccion de los devotos y mejor educa–
cion de los niños. Con más solicitud se procu.raba ·
la construccion de un hospital, donde pudieran ser
asistidos inmediatamente los enfermos del
vecinda~
río y los de los .buques arribados
á
la bahía.
Alegando motivos, entónces muy valiosos, pé.Lra
proteger la prod-uccion local
y
el riesgo de care-