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ODRE LA fiEVOL CIO DE 1 'GLATEfiRA.

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bárbaros escesos. La costumbres generale de la poblacion contribuye–

ron

á

que la guerra estmiera sin cesar ontenida en ciertos limites del

derecho y de la humanidad.

Com iene hacer cuanto antes esta ju licia

á

lo partidos, pues las

virtudes de estos son frágiles y de corta duracion cuando se hallan es

puestas

á

tener que luchar con el huracan de la revoluciones. Desgra-

iadamente

á

medida que la guerra civil e prolongaba e fueron debi–

litando el respeto de los

derecho~

y los sentimiente ju tos

y

genero os.

Fuéron e desenvolviendo las con ecuencia naturales en el estado de re–

roluciou, y con ellas las ideas y lo hábitos legales y de moralidad se

fueron al par desvirtuando en uno y otro partido. El rey carecía de re-

ursos pecuniario : sus secuaces e entregaron á un d enfrenado pilla–

ge. Las contribuciones que el parlamento imponía no alcanzaban

á

cu–

brir las nece idades de la guerra : por eso en todo Jos condados esta–

bleció un sintema de onfi uacion mas

ó

menos mbozada que on el

nombre de biene de los

delincuentes

ponia

á

u di posi ion la rentas

y

liasta las fincas de

u~

enemigos y venia

á

ser inagotable fuente de ri–

queza para su partidario . En medio de tan general no interrumpido

desórden, en medio de los

abuso~

de la fuerza ,

y

de lo e ce o de la

de gracia no podía fallar de onlinuo estímulo

á

la malas pa ione , ni

c¡uedar ningun

dep~abado

de eo sin e peranzas. El odio y el afan de

vengarse dominaba en las almas enérgicas, a i como la débiles eran

presa del temor y la ba:jeza. El parlamento que pretendía obrar en nom–

bre de las leyes y servir al rey al mi mo tiempo que lo combatía, e taba

reducido

á

e presarse aun en medio de us actos mas violentos en un

lenguaje lleno do falsedad y de hip0cresía. .No faltaban reali La que

ues·onfianclo ele las ulteriores miras del monarca, vi adose obligados

á.

sar;rificios uperiores á sus fuerzas, y iendo cada vez ma problemática

la victoria de su partido, sentían qnegradualmente iba estinguiéndose su

adhesion y se sometían por desaliento

ó

se indemnizaban con la impuni–

dad de sus esca o . La mentira, la violencia, la codicia, la pu ilanimidad

y el individualismo bajo todas sus formas hacían rápidos progresos entre

los que habian tomado una parte activa en la lucha, en tanto que lapo–

blaeion, que solo asistía al combate desde lejos, tampoco podía libra!' o

de la detestable influencia del e 1ecláculo revolucionario y poco

á

=

por,o

iba perdiendo sus nociones de d recho, deber, justicia y virtud,

ó

no la

tenia ya sino rlc un modo vago y oscuro.

E. a parte de la poblacion padecía al mismo tiempo horribles pérdi-.