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UllE LA RE 01. ClON DE h'GLA'J'EHfü\.

O

Ü

lance corno el nía · fago o de los sectario , el ma acti o de los revotu–

eionarios, y el mas hábil de los soldados: Igualmente dispue to y enér–

gico para hablar, para rogar, para conspfrar

y

para combatir ; e·pan i–

vo, pero con un abandono lleno de pre ligio; mentira o n a o necesario

con una procacidad capaz de llenar de admiracion y de ·on ertar

á

u

enemigos; apasionado y gro ero ; temerario y sensato ; mi Lico

y

mate–

rialista; sin limites en las per pecli a de la imaginacion; sin .escrúpulo

en la necesidades de la práctica; no reparando en med ios para triunfar;

uiscerniendo antes que nadie

y

aprovechando toda la conjeturas in -

pirando á todos, amigo ó nemigos, el convencimiento de qne ningunó

conseguiría, mas ni avanzaría tanto como él, Cromwe!t supo grangearse

la confianza de un partido, cuyo caráct r en general lenia alguno pun–

tos de contacto con et suyo.

A tal partido, guiado por tal hombre, olo la república podía onve–

nir. Este era

1

si tema capaz de dar satisfaccion

á

us pa i ne , abrir

campo

á

sus e.speranzas, y asegurarles los interese que por medio de la

guerra oí il se habían creado. Ese era el g·obierno que entregaba el paf

en manos del ejército por el talento de su general! y daba

á

esle el im–

perio por la complicidad disciplinada de sus soldados.

El respeto debido

á

la sinceridad , al talento ,

y

á

la desgracia no

me permiten manifestar to'do lo que pienso de cierto hombr s nolabl

en aquella época, y que tambien f'ueron partidarios de la república ma

bién por sistema polf tico y segun los modelos de la antigüe

J.ad

, que por

fanatismo religioso. idney, Vane, Ludlow , Harrington, Butchin on·y

Milton... fueron ciertamente espíritus elevados, corazones de t mple

y

henchidos de nÓble ambician enobsequiode su patria yde

h

humanidad;

mas al propio tiempo fu eron tan poco juiciosos,

ó

mejor dicho tan loca–

mente orgullosos que nada aprendieronen el poder, ni durante el período

de la de gracia. Crédulos como niños, obstinados como ancianos

y

de–

jándose deslumbrar por sus esperanzas ha La el punto de no conocer ni

sus fallas, ni sus peligros, enel mismo'momento en que por su pro¡Jia

y

anárquica tiranía echaban los cimi nlos de otra liranfa mas bien organi-

1,ada y enérgica , se imaginaron qu· estaban estableciendo las ba es del

mas libre

y

glodoso de lo gobiernos.

Fuera de esas sectas regimentadas y de esa pandillas elevadas

á

parlamento, nadie n Inglaterl'a queria la r pública. 'emejante sistema

staba en oposicion con las tradiciones, ostumbres, Jeyes, afe to , inte-

ses normales, con el buen órden

on el buen entido moral del pals. ·

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