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DISC R
0
PRELIMINAI\
Ma aun cuando hubieran conseguido e lablecer la paz on el ro , la
paz habria sido vana. Era
ya
dema iado tard(' pal'a ontener la
r
volu–
cion y dema iado pronto para trael'la á su objeto verdadero
y
na iOnal.
que! período era el tri te momento en que prinoipiaha la accion de la
justicia di' ina; solo era bueno para recoger saludable en eñanza.
A
i
que los principales sostenedores del movimiento trataron de volver á con -
truir el edificio que habían derribado,
se~
levantó de entre la ruina el
partido verdaderamente revolucionario que mirando con oberano de -
precio la nueva pruden ia de aquellos los arrojú del parlamento, condenó
el rey á muerte
y
proclamó la república.
Dos siglos han pa ado desde que la república de Inglaterra derribó
la cabeza de Cárlos
"l
para caer tambien ella á su vez a i úbilamente en
P,]
snelo regado de aquella sangre. Aun hace po o que la repüblica fran–
r,esa dió al mundo el mismo ejemplo. ¿Cómo dicen pue que aquello
grandes rímenes fueron actos de gran políLica, exigido por la nece
i–
dad de establecer las repúblicas, iendo asi que estas apena le obre–
vivieron algunos dias?
Preten ion es de la locura
y
de la perver idad humana el cubrir e
on el velo de la grandeza. i la erdad hi lúrica, ni el interés de
Jog
pueblos pueden tolerar semejante mentira. El e pírilu de fé
y
de libertad
1·eligiosa se babia en algunas sectas convertido en un fanati mo arrogan–
te, pendenciero, intratable
á
toda autoridad
y
que no e hallaba bien
avenrdo sino con lo de bordamiento de independ ocia
y
con los arreba–
tos del orgullo. Por efecto de la guerra ivil e o ectarios se habían con–
Ytlrtido en soldados murmuradores
y
leale á un mi mo tiempo,
entu~ia
·–
ta
y
disciplinados. Como la ma or parle de ello babian salido de la
lases
y
profesiones populares gozaban ávidamente del placer de man–
dal', dominar
y
de creerse
y
llamar e
ú
si mi mo instrumentos e peciales
podero os de la o1unlad y justicia de Dios. nas vece valiéndose del
entusiasmo religioso, otras de Ja dis iplina militar
y
otras del espirit;1
democrático Cromwel\ llegó
á
merecer la confianza de aquello hombres,
se hizo jefe u o.
Despue' de haber este hombre memorable ga lado su juventud entre
aberracione de un temperamento fogoso, entre arrebato de una piedad
ardiente
é
inquieta, . en servicio de los intereses
y
de eos del pueblo que
le rod aba, a i que la alta polltica la guerra le ofrecieron ocasion,
lanzó apasionadamente hácia ella , orno bácia
1
único campo dond
podia desarrollarse atisfaocrse ompletamentc. anifcstúse desde en-