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DI
e
RSO PnEWllNAll
.
das en su inlere e maleriale . La guerra de
arrollat.laya
en loua
parle ,
y
en tocia
ig~almenle
de ordP.nada ; producía e lrago sin cuen–
to a i en la ciudade , como en las campiña ,
y
de truia la ub i t n·ia,
ó
la esperanza
y
la indu tria del puehlo . La providencias del parlamen–
to, ene pecial las dél ramo de Hacienda, eran e pioladas por la enemi -
tade
é
intrigas
locale~
de manera que acababan do ptodu ir el d súrden
y
el de precio en la propiedad territorial. Ninguna eguridad habia para
los negocios del momento, ni para las especula ione del por eoir. La
vida civil se veia doloro amente afectada ha
ta
en el ano de aquellas fa–
milias que mas distantes e hallaban de la lucha pol!Lica.
Y
como
por
lo
regular el temor va mas allá de los limito del suírirnienlo, 1pal gemia
dominado de una an iedad ma O'eoeral
y
ma p nosa todnvla que la
triste realidad.
No a hizo esperar mucho liempo la e plo ion de su temore
y
sus
de eos. La guerra estaba aun en el periodo de ma forve c n ia , uan–
do el grito de
PazI Pa:i I
re onaba en la fnisma pu rta del parlamen–
to,
y
en su recinto se recibían fre u nle peticiones demandándola. Para
pre entar estas peticiones solían reunir e grupo tan numer o ani–
mados que ma de una vez luvo que int r enir la fuerza para di ol–
verlo .
En el mi mo eno de la cámara baja donde a i no exi tia a ningun
reali
ta
antiguo, e iba n nombr de la paz formando otro nueYo l arlid
monárquico <Jne tenia buen uidado de no de perdiciar ninguna oca i n
de ponderar la nece idad de entablar nego iacione con el r '. pro–
dujeron e ta buen resultado por la intriga de lo reali ta
ó
parlamen–
tario que no de eando la paz no querían hacer la conce iones n e a–
rias para e tablecerla por la impericia
ó
debilidad de lo qu de eand
la paz no e atrevían
á
querer su condiéiones. La guerra i il 1roseguia
á
pe ar de haber e de organizado
'ª
el partido que Ja encendió : en 1
parlamento r nacia la lucha n pro en conlra de la re\•olucion.
El pueblo , parlicularmen 1 agrícola no contenlándo e con pedir·
la paz al parlamento trató de imponerla,
á
lo menos Jocalme te, por
11
propia mano
á
lo do partido . Formáron o a ociacione
e pu ieron
n movimiento cuerpo armados manifestando que ni
á
lo r ali las ni
á
lo parlamentarios d jarian impunemente asolar su ampiñ , que
igualmente se batirían con lo uno que con Jo· otro . ue e
te
movi–
miento una e pecie de neutralidad armada en medio <.le· la guerra :
fu
una tentati a vana· ma por lla pud inferirse con toda_ laridad cuanto