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DE LA l\EVOLUCI01 OE INGL TEIU\A.
259
comunar e
y
reunir-e. e facililó el dinero nece ario para lo primeros
aclo de e ta opera.cion,
y
partieron comisionado
pre~biterianos
para ac–
ti arla.
Encontraron esto
1
ejército en el ma iolenlo de órden : muchos·
ran los regimientos que al tener noticia del golpe que le amenazaba
e habían sublevado : uno se habían separado de su oficiales
y
á ban–
deras desplegadas salian al encuentro de u camarada ; olro e forti–
ficaban en los templo , declarando que no los abandonarian; alguno e
habian apoderado del dinero de tinado al licenciamiento
todo pe–
dían
á
grito una reunion general en que pudiese hacerse oir lodo el
jér ito.
1
in tante se dirigió
á
Fairfax un manifiesto en nombre de
lo~
soldados, declarando que si us oficiales se negaban á conducirlo , sa–
brian bien reunir e sin ellos y defender su derechos. Turbado el gene–
ral exhortaba
á
los jefes, escuchaba
á
los soldado , y escribia al parla–
mento; incero é impotente con
todo~
lo partidos, tan incapaz de re–
nunciar á la popularidad como de ejercer el poder. Reunió en fin un
con ejo de guerra, todos los oficiales, á escepcion de sei , volaron ¡ue
las re oluciones tle las cámaras no eran satisfactoria , que el ejército no
podia di olver e sin obtener ma, segura garantías y que era necesario
reunir todas las tropas para calmar los ánimos, é informar de todo al
¡
arlamento mediante una reµresentaciun sumisa.
Nadie podía
ya
hacerse ilusion : las cámaras no se.bastaban
á
sí mis–
ma de pues de tal de precio de su autoridad ; necesitaban contra seme–
jante enemigo otra fuerza: que su nombre, otro apo
1
0
que la le , y es–
te solo podian darle el rey de una parte,
y
de otra Ja capital , iempre
presbiteriana y dispuesta
á
ser realista. Habianse tornado ya algunas
medidas bajo este a peclo ; quitóse .el mando de la milicia al partido in–
dependiente y se confirió
á
una junta presbiteriana; colocóse una guar–
dia mas numero a
á
la puerta de las cámaras; se señalaron
12,000
li–
bras e terlinas mas para sus gastos;
y
recorrían por la capilal los re tos
leales del ejército de Essex. Este general babia muerto casi repentina–
mente al olver de una cacería, y cuando se preparaba á intervenir en
favor de la paz : u
p~rdida
se consideró como golpe tan funesto entre
lo Ire biteriano que promovieron cargos de envenenamiento contra· u
nemigo . A pe ar de esto, Waller, Poyntz y Massey estaban prontos
á
d clara1"e.
Tocante al rey eran de temer su disposiciones menos
fa
orable ;
do veces e Je babia rehu ado con encono teológico el .servicio de u