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DE LA RE\'OLUCION DE INGLATERRA.

2()-

gar de Lóndre ; de lo ontrario el rey iba

á

or conducido al par–

lamento.

i>

in embargo, Fairfax envió al encuentro de Cárlos al coronel Wba-

11

con do regimientos de caballería,

y

con órden de conducirlo

á

Eolmby. egó e el monarca, protestando siempre contra la violencia que

habia esperimentado, pero gusto o de mudar de prision y particular–

mente de que e talla e Ja discordia entre u enemigos.

los dos días se

le pre entaron en Cbilder le , cerra de Cambridge, el mi mo Fairfax

on todo su estado mayor, Cromwell, Ireton, kippon, Hammond, Lam–

berto y Riel!. La mayor parte, Fairfax el primero, le be aron la mano;

olo

Crom~

ell é Ireton e mantuvieron pa ivo : el g·eneral en jefe pro–

testó al rey que nada abia en punto á la violencia quo se le había he–

cho.

ClNO

1o creeré, dijo árlo , i al instante no mandais ahorcar

á

Joyce; este compareció :-He dicho al rey que mi comí ion no procedía

del general, y olo del ejército : reúnase este, y que me ahorquen i u

tre' cuartas parte. no prueban mi hecho.» Fairfax habló de sujetarlo

á

un consejo de guerra : pero no llegó

á

verificar e. <(Caballero, le dijo el

re al despedirse, puedo tanto como vo en el ejército;

i>

y

pidió de nue–

vo que se le condujese á ewmarket.

In

taló e

á

su lado el coronel

\ balley encargándo e de u custodia; Fairfax volvió al cuartel gen ral ,

y

Cromwell

á

Westminster, donde hacia cuatro días que se admiraban

de no verle.

Encontró

á

las cámara luchando con la c6lera

y

el temor, con la

energía

y

la debilidad. El e panlo fue general

á

Ja primera noli ia d l

rapto del rey. kippon,

á

quien los presbiterianos se ob tinaban o mirar

·como uno de los suyos, pidió con tono lamentable un ayuno solemne para

obtener del eñor que se restableciese la armonia entre el parlamento ,

el ejército : en el ínterin se decretó pagar una fuerte suma obre lo

atra os, y que se borrara de los regí tro la declara ion de sedicio o

contra el primer proyecto de peticion de Jo ofi iale . Cuando llegaron

nuevo detalles de l acaecido, enviados por lo comi'ionados, se enarde-

ieron

é

indignaron las cámaras , ma

1

ormento cuando llegó

á

su noticia

la carta de Joyce

á

Cromwell,

y

cuando creyeron haber traslucido

1

dia

en que

á

instigacion de este jefe se proyectó tan osado golpe de mano.

Reprodujéronse las sospechas al presentarse aquel n \ estminster; pero

las rechazó, Lomando

á

Dios,

á

los ángeles y á los hombres por te ligos

de que Joyce le era tan desconocido hasla el presente, orno la luz d l

ol

á

un níño en el eno d su madre.