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obre lodo procuraban levantar la voz, dando á entender ¡ue abian ma
de lo que decian, y que ningun otro taba en el ca o de prestar en e L
ponlo ma importante servicios al rey.
Uno de ellos, sir John Berkley, se babia defendido bizarramente en
Exeler, y no babia rendido e ta plaza ino tres emanas antes de la fuga
del rey al campo de los e coceses; el otro , Asbburnbam ; solo en New–
babia separado de Cárlos por nece i~ad para e capar al encono
del parlamento : ambos intrigantes soltaban todo freno á u locuacidad
e tanda engreido , el primero de su valor, y el egundo d 1favor que go–
zaba cerca del rey.. Hay que advertir que el de ello por ca ualidad
y el otro prr órden de Cárlo , habían tenido relacione on alguno de lo
principales oficiale , y e creian ya con derecho de gloriarse y acar par–
tido Lle ello. La reina clió sin vacilar cabida á u esperanzas, y a i fue
.que á principios de julio ambo , con alguno dia de intervalo , partieron
onórden suya para ofrecerse al rey y al eJército en calidad de negocia–
.dores.
o bien hubo desembarcado Berkley cuando le alió al encuentro un
caballero amig·o su o enviado por Crom" ell , Lamberto y alguno otros,
µara asegw·arle que no habian olyidaclo su conver aciones despues de ia
Loma de Exeter, que estaban prontos á aprovechar su e celentes consejo
que por tanto apresurase su venida. Aesle meo , envanecido Ber–
kley, juzgándo e mas importante de lo que habia creido, s'e detuvo mu 1
poco tiempo en Lóndre , y pasó al cuartel general, ito en Reading. Jo
hacia aun tre hora que acababa de llegar, cuando Cromwell le habia
enviado us escu as por no poder vi ilarlo en el acto; pero á las diez le
la noche lo vió entrar on Rain borough y ir Hardre Waller.
Lo tres protestaron u buena intencione para el ervicio del re 1 ; • •
H.ainsborough ecamente, pero Cromwell con efu ion : (<Acabo, dtio , de
pre enciar el ma tierno e pectácÜlo, la entrevista del rey con u hijo :
nadie, nadie se babia engañado ma que u al juzgar al rey; eg!!@!llente
e el hombre mejor de lo tres reino , y á quien lodos debemo infinita
obligacione ; e indudable que estariamos arruinado del todo i hubie e
aceptado en Newca Lle la proposicione de lo e cace e . ¡Envíeme Dio
u bendiciones tan seguras como ousinceros mi deseos para con . M.!i>
Al oirle por otra parte, nadje en Inglaterra e taba seguro en su bie–
ne ni en u vida si no entraba el rey en posesion de su justos derecho .
lucinado Berl ley e presentó al día siguiente al re 1 , le dió uenta
de e ta entrevista. árlo le e cu hó con fríaldad como hombre acos-