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HI 1'0filA

se aleja e entregando al re , que

á

e te se le invitaria á re idir en

Richmond, bajo la guardia del parlamento.

Ma el ejército seguia adelantándose,

y

Fairfax e cribió á la munici–

palidad quejándose de que permitie e reclutar contra él. Esta se defendió

e cusándo e con las alarmas; prote tando que

i

el ejército se retiraba

y

con entia en permanecer acantonado á ·uarenta milla de Lóndre , ce–

saría toda desavenencia. Fairfax re. pondió que e ta carta llegaba tarde,

que su cuartel general e encontraba ya en aint-Alban , y que le era

absolutamente necesario cobrar un mes de sueldo. Concedi. ronlo las cá–

mara , pero insi tieron en que retrocediese. El ejército e aferró en .qu

e e clu esen del parlamento los once miembro enemigo suyo .

· No podian resolverse los diputado

á

da1·se con su propias mano un

golpe tan fatal ; distintas veces se había pue 'to ya

á

di u ion

ta.1

di tá–

men, pero siempre habia contestado la mayoría que una acusacion vaga,

in hechos que la apoya en sin pruebas, no podia de pojar

á

nadie de

u derecho de miembro del parlamento. «La primera acnsacion contra

tralTord, decía el ejército, fue a imi mo vaga

y

puramente general; e

darán mas adelante la pruebas. del mi mo modo que se hizo entonces

·n

continuaba adelantándo e, de manera que el 26 de junio hallaba ya

u cuartel general en xbridge.

Envió allá la municipalidad sus comí ionado , pero in fruto. El ter–

ror crecía por momentos ; e cerraban las tiendas ,

y

todo eran queja

ontra lo once miembro cuya ob tinacion comprometia tan altamente al

parlamento

y

á la capital. Comprenrliéronlo a i aquello , ofrecieron r -

Cirar e. e ac13ptó con reconocimiento u propue ta, y el mi mo dia vota–

ron los diputado que el ej rcito era inculpable, que e procuraría por su

sueldo,

y

se nombrarían comi ionado para arreglar lo negocio del rei–

no, poniéndose de a uerdo con lo suyos. Entre tanto debia pedirse al

rey que no pasase

á

Richmond como le babian ofrecido, y que en ningun

caso permanecie e ma cerca de Lóndre que el cuartel general. Con e -

tas condiciones retrocedió Fairfax algunas millas, nombró diez comi-

ionados para tratar con lo del parlamento.

Cuando recibió el re la noticia de e tas re olucione , e

di

ponía á

partir para Ricbmond, ó

á

probarlo cuando menos, pues e le guardaba .

con urna vigilancia. Incomodábase por ello : <( Ya que mis cámaras, de–

cia, me piden que pa e á Richmond i alguno ha de impedírmelo erá

á

viva fuerza, tal vez le cue te la ida.» Ma al aber qu la mismas

cá–

mar

e oponian

á.

u partida, nego iaban con el ej r ito e mo on un