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La Guerra de Quito.
gobernadores
y
oficiales reales. Quieren decir, que .
ántes de la s:uspension, hizo una exclamacion que pro–
testaba que no lo hacia con voluntad firme, sino por–
que los bullicios toviesen fin.
1:7"
públicamente se·apre–
gonaron y por todo
el
reyno se divulgó. Si quisieran no
más de verlas suspendidas, bien las . vieron. No fueron
dignos de tal beneficio, pues despues, por sus locos mo–
vimientos, tantos perdieron las vidas por el quellos eli–
gieron por su defensor; q\le, ciertamente, más derrama–
miento de sangre ha costado
y
haciendas que se han
perdido, que montaban sus repartimientos, que no es
poco dolor pensar en ello. Los pensamientos de los
hombres que buscan principio sin mirar qué tal
ser~
el
fin, pára en lo que estos pararon. D.iógenes Laertio,
entre las sentencias del sabio Platon, pone é.sta: "que
todos miren primero
el
fin de aquello que ' quie–
ren hacer, porque no hagan cosa reprehensible
y.
de
vituperar" . Dionisia Halicarnasio, en
el
otavo libro de
las antigüedades romana:s, dice: "nunca hallarás que
haya habido algun hombre al cual todas las cosas le
hayan siempre subcedido prósperamente
y
á su vo–
luntad, sin que alguna vez le fuese contraria ·1a for–
tuna;
y
por esto, los que son de mejor providencia
que otros, la cual se alcanza por luenga yida
y
es–
pirencia, dicen, que cuando se ha de hacer ,
alg~na
cosa, ántes que la comiencen, miren primero
el
fin. '
Los tiranos de la cibdad de Jherusalem Simon
(a)
(a)
Hijo de Giora.