Capítulo XXXIX.
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se habia de tener en ellos, como en los que con él es-
taban en
el
Cuzco; y que gastar el Rey su dinero es
pérdida
y
daño; que pues habia ido el obispo
á
tratar la
paz y el regente (
16),
debian de aguardar
á
ver la res–
puesta y lo que decian á las provisiones que Pero Ló–
pez llevó;
y
que las ordenanzas las debia mandar revo–
car, que quizá podria ser hacer provecho, aunque más
hiciera si se apregonara_n en Túmbez. Los otros oidores
en ello vinieron. E sin estas práticas, pasaron otras mu–
chas, porque los oidores, ántes desto, se habían con–
certado y ordenado hacer un requerimiento al visorey
sobre que no ejecutase las leyes,
y
no lo presentaron
porque no se atrevieron. Y allegaron
~
tener palabras
de punta
el
visorey
y
Cepeda, .diciendo el visorey que
hasta entónces que la abdiencia se habia fundado, no
tenia para qué tomar consejo con ellos; y que pluguiese
á
Dios que lo que Cepeda decia tuviese en pensamiento.
Y pasado esto, despues de haber tenido otras prá- ,
ticas mayores, se determinó de sacar los dineros que
estaban en la nave, para con ellos hacer gente, con la
cual s.e resistiese á Pizarro en la traicion que comenza–
ba. Y ansí los ciento y tantos mill pesos se sacaron y
los trujeron
á
casa del tesorero;
(a)
y
el
visorey, con
ánimo valeroso, comenzó á tener en poco á Pizarra y
á
su gente, animando
á
todos los que estaban en Los
Reyes;
y
mandó revocar las nuevas leyes hasta que
S. M. otra cosa mandase, ecepto en lo tocante
á
los
(a)
V. Ap énd. núm.
10 . º ,
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