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La Guerra de Quito.
de aquellos caballeros; porque, colgando de la suya la de
todos, él, por su parte, moriria en su servicio, porque
en un punto no fuese menoscabada. Lo mismo dijeron
los capitanes, mostrando gran deseo de le servir;
y
se comenzaron
á
tocar atambores
y
desplegar banderas
y juntar gente.-De todas estas cosas die n que envia–
ban aviso á Gonzalo Pizarro, don ntonio de Ribera
y Alonso Palomino y otros
v
cinos de L. ma, enviando
las cartas metidas en pequeños calabazos, porque no
fuesen vistas por alguno; y áun afirman que, cuando el
don Antonio no podía, lo hacia su mujer.-Sargento
mayor se nombró Sayav dra. Y al son de los tambores
se hizo junta de gente d más de quinientos hombres,
dando pagas de
á
trescientos
y
á
cuatrocientos pesos,
mercando muchos caballos y valiendo á quinientos y á
seiscientos
y
más cada uno. En fin, se ga taron pasa–
dos de cien mill pessos
(a).
Vasco de Guevara, el vecino de Goam nga allegó á
Los Reyes
á
purgarse de lo que decian dél en lo to–
cante al artillería, y el visorey le mostró airado sem'–
blante; pero
oid~
su escusa, fácilmente le volvió en su
gracia. Francisco de Cárdenas estababa en Guáitara, y
de todo lo que pasaba y "1 sabia, lo enviaba por aviso á
.Gonzalo Pizarro. Segun dicen, el
el"
rigo Juan
~e
Sosa,
que fué con el obispo, allegado
á
Goamanga, con in–
dios de Sosa, el vecino, despachó cartas á
Pizarr~,
en
las cuales afirman que le persuadía mostrase ánimo en
(a)
V. Apénd. núm.
10.
0 ,
Carta el
obi.pod el Cuz o,
parr.
3.•