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Libro primero
todos esperamos , sino el que en que solo el resplandor de esta
otro
lugar llama él cu
0
rpq de preciosa margarita reluce en sü
pecado (a): que ·es nuestro ape·-
ánima. Pues de esta manera
lle·
tito
mal inclinado; del qual ( co-
no el vaso de
nue~tro
corazon
de
mo de un cuerpo) proceden los - este liquor celestial,
y
apagada
rni t>mbros de todas las pasiones con él la sed de nuestrn ánima,
y
d e,5~o s
desordenados que nos no tiene por qué
anda1~
ham·
llevan
á
peca r. Y de este tal breando
y
procurando lo,
bie~
cuerpo (como
de un
cruel tirano) aes perecederos de .esta
-vida;
y
dice el Apóstol que nos libra la asi queda libte de las ·cadenas e
gracia que se da por Christo,
las aficiones de ellos; porqu"
como es ta dicho.
donde no hay deseo ni amor
, noDes pues de 1<1 qual la segunda
hay
cadena ni prision. V de es.ta
y
mu y principal causa es la gran - manera el corazoo ql!.le vino
ádeza del alegria
y
de las canso-
hallar al S:ñor de todo, se halla
ladones espirituales de
que
los
él
tambien
en su
mamera señor
justos gozao , segun que arriba de todo; pues tiene resumidos
declaramos. La
qu .:i l
de
tal
nu-
los otros
bienes
en
este bien.
nera
apaga la
std
de todos sus
Con
estos
dos
favo11·es
de Dios
deseos, que con esto
fá
ilmente
(que para
esta libertad
nos ayu–
vencen
y
despiden de sí todos . da) se junta tambien l'a diligen·
·los apetitos
y
deseos:
y
hallada cia·
y
cuidado que 1>s buenos
esta fuente de todos los bienes,
tienen de
sujetar
la
ca ~rne
·ates–
luego
pierd~n
el ape-tito congo-
píritu,
y
las pasiones á la razon;
joso de todos los otros bienes; con la qual vienen clle1s poco á
como el Señor lo declaró
á
la poco á mortificarse,
y
h r.bituarse
muger Samaritana, dicie-ndo(b):
á
lo bueno,
y
á perder n1uy gran
Quien bebiere del agua que
yo
parte delfuror
y
brío que antes
le
d~ré
(que es
la
divina grpcia)
tenian. Porque (como
dice
San
Qunca j amás padecerá sed. Lo Chrysó.swmo) si las brntias fie–
qual
dice
S. Gr
gorio en una
ho·
ras, aizostumbradas
á
tr:atar
con
milia por estas palabras
(c):
El
los hombres, vienen
po¡~
tiempo
que perfectamente ha conocido á perder
su
natural fie ·reza,
y
la
dulcedumbre de la vida ce-
ebve~ tirse
de la blandur.a.
y
man·
lesti al, luego · desampara todas sedumbre de los hombres (por
las cosas que sensualmente ama- donde dixo el Poeta
que·
el tiem·
lfa; él exa lo que poseía; -derrama po
y
la
costumbre · hada á Jos
lo que allegli ba ; enciéndesele el
leones obedecer·á los. hombres)
corazon c;on deseos del cielo;
i
qué mucho es que nuestras pa–
desagrádil le todo lo que hay en siones naturales, acostumbradas
la tierra,
y
parécele feo todo lo
á
obedecer á la n1zon , vengan
'que ames le era hermoso; por· poco
á
poco
á
razonarse
y
do·
(a)
Rom.
6.
(b)
Joan.
4.
(c)
Hom. 11.inEvang.
mes·