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Su~ng~io
.
y
otros, que ni
estu~ieron
conforme!f con la
silla
Apo8'
toiica,
ni
.lo fuervn enttq. si mismos. Esta es pal·a ·mi una
delnostramon, de la
neoes~flad
de ese cehtro comun del qu11
parten los rayos
á.
las circunferenciá .del cristianismo.
lnutÍ·
les
S1~n
1
•s ca¡:>itulos que MaisLre ocupa para probar con lar.
gas citas la pr1mao\a del Papa. Ni Gerson, ni B"suet, ni Jos
sábios de Portorreal jamás la negaron. El <lis.curso ea:a ·bucno
para argumentar co.n pr• >te.tantes, no con católicos. Lo que
se trata de examinar, es, la extension de esa primacía
y
suá
limites. Asentado este dat•1, oi,!?:anse mis argumentos.
EN .
la relijion cristiana catolica
110
se ha cle procurar Jo
bueno stno lo mejor; no se ha de omitir cuanto coud.uzca á es.
te fin, Es necesario lo que es util,.. porque esto util condu–
ce
a
la perfecoion. N, S.
J.
C. quiso, que fuesemos santos-,
como él Jo era, es decir, que fuésenws muy santos. [.
J
En
ver~
dad, que en Jos trescientos primeros años no hubo concilios
jenerales sino. damos ese n mbre
a
lns celebrados en J eru.•
salen, donJe se congregaba la
lgle ia naciente.
CoMo no es mi
i11tento ent1'ar en cuestiones inutiles, no
formaré una larga discusion, pa ·a pr()bar, que la junta de Jeru.
salen fué un ve.r ad r
concilio jeneral. 1\fosheim presume que
es un abuso de la palabra:
~
,] no po ia ser concilio, dice,
cuando no
JHS
·an todas las nat:iones. Err0r clásico: alli es-.
tabaQ
oon~re
ados lo
obisiros d.estrna os a evanjelizar en el
mundo e itero.
¿Pero qué atili ad resalta de esta investiga–
cion?
¿Es
p
eso, aumentada
ó
di~minuida
la autoridad del
primer
oredo?
No se pierda eQ disputas el ti mpo aplicable
a
objetos mas dignos-Consintamos. que se comienze
á
nume–
rar por el de Nicea.
Pero se s-han de advertir dos cosa : que
habian muchos concilios prov inciales y que eran continuas las
consultas entre sí, de los obispos, clero
y
pueblo.
.
Pvno la Igle ia sostenerse sin cnnc:Jios hasta el fin del
mundo, como se sostubo en los primeros siglos. Esta pala–
bra,
purlo,
es muy vaga é imµropia en materia tan grave. Es
de
fé
que la lgle ia de Cristo permanecerá ha ta aquel mo–
mento en que el fuego consuma
las
existencias
de
este mise.
J·able plan(; ta; pero tambien
lo es, yue para Psa permane11cia,
señaló,
y
fué de su agrado señalar, Ja reuoion de concilios je.
nerales, en que asiste el E spíritu Santo y por medio de los
[.]
Levit.
r .
11
v.
44
Apuc.
22
v.
11
Mat.
5
v.
4R
[.]
l'.
2
sigl.
l.