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nlijerar el plazo de sus padecimientos, por las oraciones
y
sacri–
ficiosJde la Iglesia, que toman su valor en la sangre de N. S.
J.
C.
CUAL
sea la naturaleza de este fuego, es lo que yo no
sé, ni la Iglesia espresamente ha declarado. Los padres la–
tinos en el concilio Florentino. como advierte Cornelio Ala–
pide, declararon de fé el purgatorio, no el fuego.
Los padres
gr~egos,
oreian un lugar oscuro y Heno de trabajos-Los he–
rejes dicen, que este fuego son las tribulaciones que se sufren
en
la vida.
Se enga_ñan: los padecimientos en este mundo,
no son el purgatorio, que espera
á
las almas, cuando ya no.
pueden merecer, y que deben ser perfectamente purificadas para
entrar en el reyno del Cielo.
§
ª·º
AYUNOS.
RECUERDO,
que en una de mis cartas americanas sobre
Ja vijilia de S. Pedro, u. ando de lo sério
y
lo ji>eoso, uní
grandes verdades a opinio es que tal vez son peligrosas.
ÜRIGENES
en e tercer sigl escribe: "Tenemos los dias de
cuaresma
de~tina
os al ayuno: (.) señala cuarenta.
El con–
cilio de Laodl a del año d
54
ecretó, que todos l<?s dias
de la cuaresma debe ayunarse. si
excluir el
.iucves de la
ultima serna 1a_, es
e
1
el jueves san o.
$an Basilio en e–
ñaba: "En t dos tiempos el ayuno aprovecha, pero principal–
mente ahora que es público por todas partPs. No hay isla,
continente, ciudad, rincon de la tierra, donde la cuaresma sea
escluida de los dias de ayuno. (,) San Agustin recomienda el
avuno de la cuaresma com() conforme con la autoridad de Moises
y'
Elias en el antiguo testamento y de Cristo en el evanjelio:
"Cristo ayunó cuarenta días, para manifestar que el evanje–
lio
no está en oposlcion con la ley y los profetas.» (;) S.
Gerónimo en la carta
á
Marcela (:) le ,escribe: "Nosotro!l ayu–
nam1Js una cuaresma por tradicion apostólica, en lo que es–
tá convenidú todo el mundo." S. Leon, S. C:esario de Arle ,
. Isidoro de Sevilla sostienen esta t radicion.-S. A1nbrosio ( ')
[.] Hom.
lJ
in lev.
[,]
Hom.
2a.
de je}um.
[;]
Lib.
2
ad inquisit. Jan.
[:]
27.
(')
Hom.
23.