Table of Contents Table of Contents
Previous Page  48 / 214 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 48 / 214 Next Page
Page Background

42

cimiento, sino por el frívolo

y

pasajero placer, de que se me

tuviese por un filósofo

a

la moda, adornado de un buen sen–

tido y superior

á

viejas quimeras

y

supersticiones, el purga•

torio decía, que fué una invencion del clero famélico,

y

una

mina inagotable, para los homhres de Iglesia. Repetia, ¿quién

por el pequeño sacrificio de pocas monedas, no sacará de una

carcel de fuego las almas de las personas que para .él fue·

ron mas amadas?

Señalaba el principio de ese lugar medio

y

lo daba pr1r

desco~ocido

en el antiguo testamento, en el

evanjelio

y

en la disciplina de los primeros siglos. Mis con–

versaciones con personas piadosas eran muy distintas. Refe–

ria casos auténticos, trasmitidos por autores respetables. Mi

error estaba en los lábios y en la pluma; no en el corazon

y el espíritu. Ni quiero disculparme en mis estravios, ni au–

mentarlos por una humildad mal entendida.

Los argumentos de los protestantes son estos: No

se

habló del purgatorio, en el sentido que

lo admite la Iglesia

r omana, en cuatrocientos años, despues de la muerte de J. C .

H asta los mil no fué

jeneralm~nte

recibido-Cuasi no

lo es

en otra Iglesia que la de Rlltna en e te dia. El santo concilio

d e Trento ha

eclara~

: [.] •

1

Hay

un purgatorio, y las almas

di>teniclas allí, son a x.iliadas por los rueg s de los

fiel~s,

y

particularmente Rºr el aceptable sacrificio del al ar." El Santo

sínodo proce i

con un cQn ci¡niljnt

perf~cto

del viejo y nue·

vo testamen o, de las <loe rlnas de

1

s pa!'lres

y

de innume–

rables litu gias.

Los dos libros de Jos Macabeos están reconocidos como

parte integrante del antiguo testamento desde el concilio ter–

cero de Cartago. (,) En estos libros, que si los protestaT1-

, tes les niegan el caracter de canünicQs

á

lo m;mos lo re–

conocen como una fiel historia, se halla escrito, que el J ene–

ral Judas Macabeo mandó dQce mil dragmas

á

J erusa lem,

para que se empleasen en sacrificios por las almas de los que

habían muerto en la batalla. Contemplaba padeciendo

a

los

que, contra su orden, tenian en sus cuerpos especies que les

eran prohibidas el tomar. Con este motivo

pronuncia esta

sentencia, que nos es tan conocida:

"E~

cosa santa

y

salu–

dable rogar por los que han muerto, para que st:an perdo-

-----------·~·---

[.]

Ses.

25.

[,]

S. Cipriano, S. Aguslin, Inocencio

l.

0