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40

fesnr de practica

y

pieda

d, pen

sará, si

vu~stra

enfermedad

él

tal, que deba ser. declarada en.la asamblea de los fieles, para que

otras personas puedan ser ed ifieadas

y

vos mismo reformado

mas i•facilmente. Esto debe ser hecho con mucha deliberaci11n

y

prudente consejo del fisico."

San Agustin no varia de esta

enseñanza. (.) Ella era la de Tertuliano. A.ese <'onfesor que

oia en secreto los pecados, lo rotula, "el consejero de la sa•

tisfaccion. (, )

·

Ds

resultas de la herejia de los Novacianos, que no que•

riau :se perdonase la culpa de los que en la persecucion

de

Décio, habían caído en .debilidad, la Iglesia asustada con el si84

ma para impedir los progresos, aumento li;t pena

á

los pre·

varicatlores. Al efecto se añadio un .canon: "t¡ue en cada lgle•

sia hubiese un presbítero, que presidiese

á

Ja

administracion de la

penitencia, y que todos aquellos, que habian caído despues

del bautismo [en idolafria] hiciesen con él la confesion de

sus pecados.

f; ']

Escojicron por penitenciario un sacerdote,

de excelente reput cion, conocido por su prudencia· y füleli-.

dad en guaraar secretos." (:) Este .fue et principio del

pe·

nitenc~ario:

año de 251 .

REFIERE e l hi toriador Sócrates, [ ' ] que ciento cincuen•

ta años deSJ•Ue

" na señora de C}Ualidad,

mno

á

confesar en

~ompleto

petaJle todos los pecadAs que había cometido ºdes–

pues de su bau!lsmo. El peoi encºario le ordel)ó, ayunos, con.–

tinuas oracif>nes,

á

lo que añ.aaiO

la

confesiop pública de al·

gunos. pecados que contempló, debian manifestar su arrepeo.J

timiento.

1

,a, señora excediendose de los límites prescriptos,

acusó en alta voz .otra falta, declarando, que había pecad(l con

el diácono. El crímen fue oido, dio mu<'ho escandalo, y cau-

, só ralaciones y juicios malos ácia el clero. El diacono

foé

expulsado; y al Arzobispo se le ac;-onsejó que aboliese el oficio

de penitenciario y la confesion pública.''

No sé en que funde Calvino su triunfo con esta histo–

ria.-Ella es por el contrario, nn documento el mas solem·

ne que aniquila sus infames y perniciosas doctrinas. Se prue·

ba, que la confesion es de tradicion divina. Que el peniten·

(.)

Hfrm. L. TX.

p.

178.

(,)

L ib.

4

cap.

9

de

prren.

(;}

Socmtes hist.

B.

V.

cfp.

}9.

(:}

SowmPno v.

7

cap.

14.

f)

Hist. B. V.

cap .

19.