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35

g1·il.vementé atormentados; pero sí se hacen sus propios acusa·

dores, descargan la causa de toda su enfermedad.

Solamente

se les permite, solicitar cuidadosamente

á

aquel, con quien han

de confesarse.

iCuál es el carácter del fisico? Que él sea

débil con el débil, que llore con el triste,

y

que entienda la

enseñanza de Ja compasion

y

mutuos sentimientos".

(.)

"HA0A11ws aqui una pausa, dice el R. Julian Richmond. (,)

Nosotros distinguimos la confesion privada de los mas secretos

pecados. Origcnes lo escribe exacta y minuciósamente. No

menciona el remedio, como de su propia invencion, del que

habria hecho uso

y

de inconocida costumbre. Por el contrario:

Jo

que dice supone que es una practica, que ha sido Jeneral en–

tre Jos fieles

y

Jos sacerdotes. Entre los fieles, porque les re–

comienda la eleccion de un director propio,

e

indirectamente

vitupera, á los que ocurren al primero que se les ofrece. En.

tre los sacerdotes, porque les señala diversidad de capacidad

y

talentos,

y

con este fundamento la circunspeccion con que

deben proceder, cuando se ha hecho eleccion de ellos •••••

• • • • • • • Los fieles acostumbrados

á

confesar sus pecados en

secreto,

y

el sacerdote

a

oír su eonfesion". A mediados del

tercer siglo, el

jerc'ci del sacvamento de la penitencia, prac·

ticado del mis o

do gue entre

tos

Cé\tólicos

en

el diez

y

nueve.

AL

iacerdo

se e descubrian palabras, obras

y

pensa-

mientos. En eL año de 288 lo enseñaba San Cipriano. (;)

"Aunque muchas personas sean sostenidas con la fe y el te–

mor de Dios; no manchadas con el crimen de la idolatría; ni hayan

entregado las santas escritura¡¡; si algun pensamiento, de hacerlo ha

entrado eh su entendimiento, deben confesarlo con dolor

y

sin

disfraz delante del sacerdote de Dies, descubriendo su conciencia

y

buscando el remedio saludable. Cada uno debe confesar las fal–

tas, que ha cometido: 'el lograra la vida.

Su confesion, satisfac–

cion

y

perdon concedido por el sacerdote, son aceptables

a

Dios.

LACTANCIO

en

309

distinguía las sectas heréticas de

la

verdadera

I~lesia

católica, por que en esta el débil confie.

sa sus pecados,

y

es perdonado de ellos.

f:]

San Basilio es–

cribió en

379.

"Necesariamente nuestros pecados deben con-

·----·------·----·--

[.]

Hom.

2

in Salm.

37.

(,l

Amig. discus. v.

2

p.

121.

(;

Delapsis.

{:

lnst. Lib.

7.