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41

te no ct.lmple con presentarse en secreto ante Di0s. Que

ha~

bia una confesion publica. Que precedia

a

ella la secveta• .

Qtte Jos abusos

y

desgraciadas consecuencias, que podían re·

sultar,

y

que eran absolutamente inevitables, hicieron que

pOl'

la

Santa Sede Apostólica se supvimiese para siempre.

5.

°

Coxo

se

hubiese introducido la costumbre, por

at·

gunos obii;pos, de hacer., que los penitentes escribiesen su con–

fesion

y

las leyesen en la lglesia,

S.

Leon f'xpresarnente lo pro•

liibió, como contrario

a

las reglas aeostólicas. (,)

la ra–

zon: por que es bastante, que el criminal manifieste su con–

ciencia al sacerdote en una confesion privada. Finalfaó una

practica, que separaria

á

muchos del 11emedio

de

.la

peniten.

oía. ne este modo se irnpidió que los confesores alucinados

por

un

falso cel " no aconsejasen las confesiones publica:;i, e

las q11e era mucho mayor el escandalo, que el buen ejem–

plo

ó

provecho, que podia resultar.

~E

parece, que cumpli el plan designado. No habrá ade·

lante quien no quede persuadido . que la confesioh áuri.cular

es de tradicion divina. recono ida por os anfguos pádre!ll que

nunca se tuvo

o

fi ei nte, la

que

se

h,

cia

á

sqlo Dios, si

habia confese>r; que

p

E:c Hia sieropre

á

la pública, sábiamente

prohibida, por na

aclre

piad

sll, que

se desvelA en nuestro

beneficio

y

que qul

todos l0s motivos

6

s~1·los

ó

apnre11t1·s

1

que pµe(jan

9 nerse

nue t o artcpentlmiento

y

verdadera

penitencia.

LLonAné hasta el punto mismo de mi muerte haber

6S•

parcido ideas, que tal vez causaron y causarán males irrepa–

rables, en Jentes desprevenidas, y entre las muchas que

1:eci–

ben con sumo agrado, cuanto se escribe,

y

se opone

á

las

prácticas piadosas que quisiernn ex.terminar. . Mitiga algo

tni

dolor, el que los mismos que leyeron mis libros, han

presen ~

ciado por mas de cuatFo afios, que

á

los pies de los sacéF·

dotes, confieso en · secreto mis culpas. Cu1np1!' mi

de~eo

sig.

niticado en la tribuna. Si seguí á mi compatriota Olavide en

sus yerros, lo quiero imitar en su conve1·sion. Mi sacrificio

sera mas aceptable; porque menor mi talento, la luz de

la

verdad halló mas resistencia para iluminar mi alma.

§

2.

o

TRADICION DEL PURGATORIO.

Eco de protesia11tes y libertinos, no por racional conve11.

[.]

Ep.

83

á

la

l:ll.

6