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lt"e

· CuANno

sostengo

con

algunos "l pequeñisimos

restos de mí

antigu

1

fuego, las prerrogativas de la soberania nácional. es•

toy muy distante de quererla estender de modo, _que los Je–

fes supremos se hagan árbitr<Js para decidir de lo que cor•

responde á lo espiritual y divino. Reconociendo que el bre•

v~

ó

bula no turba la paz del 'Estado, no es C\·ntrario al ejer•

c1cio de los derechos civiles, no impone gravámenes

a

lns ciu.

dadanos; solo se dirije

a

S\•Stener la

en

SU

pureza, lamo–

ral en su exacto cumplimiento, la libertad del santuario en

sus sagradas funciones; _el primer majistrado póstrese

y

con hu–

mildad profunda ponga el

execuatur.

Esto es ser católico,_ con–

.forme aJ e-vanjelio, no ser impío ni fanático.-Viendo, que en

la bula, nada hay ni en cuanto á la esencia, ni al modo que

se oponga

á

la soberania, la detencion seria una impiedad–

Para este contraste no se necesita se1· sábio, basta saber leer

y

p~nsar.

No digo una sola palabra de las reglas cancelarías. Estas

son ordenailzas ae Roma,

y

que no deben salir ile Roma.

RESTA

di cutir sobre los concordatos.

Es~oy

muy mal

con esta palaBra onco da o. :IEJla eq

i

ale

il

tratado en la

~olítica,

á

tra sacian s bre derechos cuestionados entre par–

t1c:ulares. Las materias tratiadas otre los

oberar.os

y Jos pon–

tífices no son ransíjiblcs. L que es del Cesar, es del Cesar;

lo

que es d

ios es ae IDi . (.) Entre Ja América y los

Primados no deben haber jamas concordatos. ¿Qué de–

berá haber?

na eclaracion jeneral y exacta, de lo que

COl'•

responde a la jurisdiccion espiritual

y

temporal; de lo reser–

v.ado en esa jurisdiccion espiritual

á

"la

~abeza

de la Igle–

sia; de lo que

es

disciplina anexa al dogma, y lo que es de

disciplina accidental.

·

EL Arzobispo de Viena en la asamblea del clero (á

1585)

comparaba

á

Francisco

1

y Lenn X

á

· los soldados, que se

di~idieron

las ropas de N. S. J. C. Se hicieron rogativas

pú~

b~1cas_

por el concordato. El Arzobispo de Aix, Genebierd, el

h1stonador de T ohu, Van-Spen m'Íran los concordatos como

misterios de iniquidad. El Sr. So!is despues de referir la con–

ducta de Luis XII con respecto

a

la guerra promovida por

Jullio 11

y

que comprometió la mayor y mas principal par-'

~e

de la Europa sigue di ciendo:

"Y

aunque es ' 'erdad, que

su succesor Fran cisco

1

enamorado de su

~stado

de

Mi-

[ ·]

E vangelio.