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·mterpretando
a
su agrm:lo las escrituras con tono hipócrita!
fig~
randose los verdaderos defensores ele la Iglesia, inundaron con
sus pestilentes maximas, la Alemania, la Polonia, la Suecia, la
Inglaterra, los Paises-Bajos, los Sui os y cuasi, cuasi dominan
la
Francia. [.] Feliz la E spaña y mucho mas la América, don·
de por siglos no se oyó el nonib1·e de esos impostores, sin<>
con horror y abominacion.
LAs herejías, en cierto modo, han sido como el pecado
de Adan. De la caída del primer padre vino
Ja rcdencioru
emparentamos con Dios, permítaseme esptesar asi.
Por esto
la Iglesia cauta, dicho. a la culpa. De resultas de los siglos
de ignorancia, crecie1' n los exesos de Roma. No quiero ha·
cor el bosquejo, que ántcs omití. Traslado al Presidente Thou
hi tnriador sensato, justo
é
imparcial. [ , ] "Si se quiere sel."
sincero es prPciso conveni1-, que nada
füe
mas pernicioso para
la corte de }{orna, que las riquezas exesivas y el poder ex•
horbitante de un solo jefe,
iNo
se ve, aun en las monarquías
temporales, fjUe una autoridad sin
limites se hace insoporta–
table, cuando comienu
á
dejQnerar?
¿Será menos en la lgle·
sia, que e
la casa de D10s, y donde las faltas por consiguiente
aon mas peligros
?
En una pal¡tbra•
C09'JO
qtierria, que en to–
do lo que pe t
1
nderamcnte
á
la re liJíon, no se aten·
tase contra la
at
t
·1 a
ecl siu tica
que
hdnrp
y
respeto cnn.
sinceridad,
Pst1•
fu.bien p rsuadido, c¡ue seria del interes mis•
mo de lo
Pa,.f
r
t
tJar alguna_ cosa de -este exeso de
po~
der temporal, que solicitan con ánsia despues de tantos siglo&
Es mi opinion, -que
erian mas grandes, si consintiesen en ser
mas pequeños.
¿Por qué en fin\ cual es la utilidad de este
fausto Cl\lbarazo o, de escis
títulos
arrogante;:, de e::;a pompa
que parece o c11recer la maj stad de
los Reyes?
Sirve esta
fectacion do grandeza
a
otra cosa, que á esponer la relijion
a
la
maledicencia, al ódio
y
al menosprecio por la falta de
los ministros?
Ella es simple, modesta, injenua, y no tiene ne·
c~sidad,
.ino de · sí misma,
p~ra
atraerse el respeto
y
venera–
c1on.
t•
1rve ella (la afectac1on de grandeza)
á
otra cosa, que
á
hacer nacer en la Ita li a, tantos món truos y tiranos, como
nuevos scñore ; que á turbar la paz publica
y
dividir el
mun~
do cristiano por la guerra, en tre tanto, que se deja tranqui·
lo al enemigo comu11 del cristianismo? Despues, que los Pa·
.t-----~~--~--~~~-~·~--~~~~-----------..~
[.]
Real hist. del derecho eclesiást. cap.
1.
o
[ ,.J
llaólando con el Papa.
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