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113

·mterpretando

a

su agrm:lo las escrituras con tono hipócrita!

fig~

randose los verdaderos defensores ele la Iglesia, inundaron con

sus pestilentes maximas, la Alemania, la Polonia, la Suecia, la

Inglaterra, los Paises-Bajos, los Sui os y cuasi, cuasi dominan

la

Francia. [.] Feliz la E spaña y mucho mas la América, don·

de por siglos no se oyó el nonib1·e de esos impostores, sin<>

con horror y abominacion.

LAs herejías, en cierto modo, han sido como el pecado

de Adan. De la caída del primer padre vino

Ja rcdencioru

emparentamos con Dios, permítaseme esptesar asi.

Por esto

la Iglesia cauta, dicho. a la culpa. De resultas de los siglos

de ignorancia, crecie1' n los exesos de Roma. No quiero ha·

cor el bosquejo, que ántcs omití. Traslado al Presidente Thou

hi tnriador sensato, justo

é

imparcial. [ , ] "Si se quiere sel."

sincero es prPciso conveni1-, que nada

füe

mas pernicioso para

la corte de }{orna, que las riquezas exesivas y el poder ex•

horbitante de un solo jefe,

iNo

se ve, aun en las monarquías

temporales, fjUe una autoridad sin

limites se hace insoporta–

table, cuando comienu

á

dejQnerar?

¿Será menos en la lgle·

sia, que e

la casa de D10s, y donde las faltas por consiguiente

aon mas peligros

?

En una pal¡tbra•

C09'JO

qtierria, que en to–

do lo que pe t

1

nderamcnte

á

la re liJíon, no se aten·

tase contra la

at

t

·1 a

ecl siu tica

que

hdnrp

y

respeto cnn.

sinceridad,

Pst1•

fu.bien p rsuadido, c¡ue seria del interes mis•

mo de lo

Pa,.f

r

t

tJar alguna_ cosa de -este exeso de

po~

der temporal, que solicitan con ánsia despues de tantos siglo&

Es mi opinion, -que

erian mas grandes, si consintiesen en ser

mas pequeños.

¿Por qué en fin\ cual es la utilidad de este

fausto Cl\lbarazo o, de escis

títulos

arrogante;:, de e::;a pompa

que parece o c11recer la maj stad de

los Reyes?

Sirve esta

fectacion do grandeza

a

otra cosa, que á esponer la relijion

a

la

maledicencia, al ódio

y

al menosprecio por la falta de

los ministros?

Ella es simple, modesta, injenua, y no tiene ne·

c~sidad,

.ino de · sí misma,

p~ra

atraerse el respeto

y

venera–

c1on.

t•

1rve ella (la afectac1on de grandeza)

á

otra cosa, que

á

hacer nacer en la Ita li a, tantos món truos y tiranos, como

nuevos scñore ; que á turbar la paz publica

y

dividir el

mun~

do cristiano por la guerra, en tre tanto, que se deja tranqui·

lo al enemigo comu11 del cristianismo? Despues, que los Pa·

.t-----~~--~--~~~-~·~--~~~~-----------..~

[.]

Real hist. del derecho eclesiást. cap.

1.

o

[ ,.J

llaólando con el Papa.

15