30 / 100
-24-
contrato, es
bi~n
fácil de apreciar. La conveniencia del pais
está e:µ que no yazgan riquezas muertas; en que valores la–
tentes entren a incrementar el haber nacional. Ahora bien,
colocad~s
bajo la accion del contrato qne examim,mos, todos
los yacimientos de salitre ubicados en tre el paralelo 24
i
el
rio Loa, se subordina su esplotacion a la foer7.a productiva
del contratista
i
que en este caso se h alln. limitada al máxi–
mup. de un millon i medio de quintales al año, cuando en
ese territorio pudieran talvez esplotar.se diez o mas millo–
nes. I es evidente que conviene al país, que esos tales diez o
mas millones, se produzcan porque so n otros tantos millo–
µes agregados anualme-qte a la
riquez~
nacional. Porque
la..
produccion de diez millones de quintales supone el consu–
mo de seis millones en carbon .i en pr0ductos de nuestra
agricqltura, de lo cual recibirian poderoso impulso. Porque
esos diez millones de quintales suponen treinta millones
enviados al estranjero para paga1· nuestros consumos i
que VUEllven en mercaderías cuya importacion deja
.ª
n,ues·
tro fisco ocho o diez millones por
derecho~.
No es pues a9.misible, en un recto criterio económico,
pqnsentir en
~a
vijencia de un contraito que anula valores
importantes, que ciega un centro valioso de consumos e
\mpi~e
una evolucion industrial que interesa sériamente a
nuestra renta
aduaner~.
S~n
embargo, re<?onocemos que, cilentro de la justicia,
del derec,ho i de la mas vulgar b,onradez, estamos obligados
::,¡,
respet8:r ese contrato que .es perfecto i legal. ¿Qué medio
habría
~ntónces
para.hacl?r a un lado las consecuen,cias que
te,i;idria su cum,plimíento?
Un<;>
mui sencillo: el que indica
nuestra
Co.ns,iitucion; la espropiacion autorizada por una
lei, con prévia indem.nizaici<;m.
Este contrato no tenia para el Ped1.
los mismos incon–
veniyntes que para
nos<:>t~os.
El Perú perseguía a toda
c~sta,