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rar el salitre por aélministracion, adoptó el camino de con–
tratarla con particulares.
La mayor parte de los contratos celebrados al efecto, se
halla vijente.
El
p1;ec~o
estipulado por cada quintal de salitre puesto a
bordo fluctuaba entre
$
1.70 i 1.3§ pagadero en letras a
42 peniques, ciscunstancia que dejaba ancho márjen a los
empresarios, pues el cambio que rejia no iba mas allá de
20 peniques.
E s de advertir que los artículos de alimentacion, impor–
tados casi toaos de Chile, se hallaban gravados con un de–
r echo de 30 a 35 por ciento, i
la
harina con uno especial de
2 pesos por quintal, lo que encarecia su costo, tanto como
el cambio sobre Chile que llegó a 90 por ciento de premio.
Encareci dos por estas circunstancias los víveres se áumen–
tab:m para el empresario los gastos de prodnccion, en la
m.ii::;ma cantidad en que se han reducido por la liberacion de
derechos que h ai sobrevenido sobre esos artículos.
El flete que rejia, de
1
t
cts. por milla, ha sido reducido,
a consecuencia de nuestra ocupacion, a solo un centavo. I
estimando el t érmino medio de la distancia que tiene que
recorrer el salitre en 36 millas, la reduccion del flete equi–
vale a un ahorro de 18 centavos en los gastos de elabora–
cion; i uniéndolo al ahorro proviniente de
la.
liberacion de
derechos en los viveres, el ahorro total debe ser de 30 a 35
centavos por quintal rl el cual pudimos aprovecharnos: pero
no ha sucedido así, por decreto de 30 de abril del presente
año se han igualado todos los contratos al precio comun de
$
1.60 centavos al cambio de 45 peniques.
No conocemos ni comprendemos la razon de esta alza
· que se ha hecho en el precio que se pagaba por la elabora–
cion de cada quintal de salitre; cuando al parecer debia ha–
berse reducido por la rebaja de una tercera parte en el cos-