:fiebre de las especulaciones; el incremento del juego de bol–
sa, ni la estension inmoderada de arriesgadas especulacio–
nes; porque esto es consecuencia de las épocas de prospe·
ridad, aun cuando sean pasajeras, cuando suceden a las de
atonía producidas por una prolongada aísis como la que
termina para nosotros. Pero si no es dable evitar tales
consecuencias, podemos circunscribirlas i atenuadas por
una política hábil i previsora en los conductores del país, i
por idea s justas i elevauas en éste.
De aquí la necesiJad de formar la opinion pública para
prevenir el estravio consiguiente a la falsa apreciacion del
rol político i social de la riqueza que el pais ha adquirido.
Carg·as del territorio salitrero.-Deudas del Perú i de
Bolivia.
Por el momento no insistiremos en los fenómenos indi–
cados; desearnos ocuparnos de lo que es de mas actuali–
dad.
Desde luego examinemos las cargas que pesan sobre el
territorio anexado.
Estas son de dos especies. Una comprende las obligacio–
nes jenerales,
la deuda pública de Bolivia i el Perú en
cuanto pueden afectar a dicho territorio: i la otra las obli–
gaciones de los gobiernos de ambos paises anexas a empre–
sas o valores radicados en el mismo territorio.
Es cuestionable que Chile esté obligado a reconocer
parte alguna de las deudas jenerales del Perú o Bolivia,
por el hecho de adueñarse de una poreion de su territorio,
para cubrirse, en parte, de los gastos
i
perjuicios de una
guerra a que
fué
provocado por ellos, i que éstos le tenían
preparada por un pacto secreto desde 1873.
Chile ni soñaba en la guerra. Rabia vendido parte de
..