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escasez de brazos tanto mas facil de producirse cuanto que
poblacion trabajadora no alcanza ya a satisfacer las ne–
cesidades de la produccion.
Tal es el primer peligro del nuevo campo de accion
abierto
~nuestra
actividad por el triunfo de nuestro ejér–
cito.
No pueden, en efecto, negarse las sérias consecuencias
que tendrá, para el porvenir de nuestra riqueza, el abando·
no de los hábitos de trabajo que la han formado, i la pos–
tracion que sufrirán las industrias actuales por la repentina
escasez de los brazos que la sustentan.
Una política que contribuyese a favorecer el desarrollo
de la tendencia de que nos ocupamos, propenderia sin du·
da, a dar grande impulso a la esplotacion del territorio
anexado pero a costa de lo que constituye la vitalidad mis–
ma ·del pais. Felizmente las consecuenciaa de los errores que
se cometan en este sentido serán en parte atemperadas por
los fenómenos mismos que se producirán. En efecto, enca–
recidos los productos de la tierra por el alza de los jornales
i la deficiencia de brazos para esplotarla, se encarecerá de
tal modo la esplotacion del distrito anexado que se efec–
tuará un retroceso de la emigracion de la primera época,
por no hallar en él ocupacion suficientemente remunerada.
Entónces, la cuestion será saber la condicion en que se en-
. contrarian las industrias afectadas por dicha emigracion, i si
no habrian llegado a tal grado de postracion, que su resta·
blecimiento fuese difícil i tardío.
Esta evolucion de una considerable emigracion primero,
aun cuando seguida de una inmigracion posterior, puede
comprometer sériamente el modo de ser industrial del pais,
i con ello imponer duros sufrimientos
a
la poblacion, si me–
didas previsoras no atenúan sus efectos.