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relijion, de que está

sumamente il!Teventido

y

pide perdon

y

misericordia.''

Misericordia! Pero era ésta otra cosa que

mi

sangriento sarcasmo arrojado

al

rostro de aquellos nefandos usurpadores de la potestad divina, que antici–

paban el juicio de la clemencia; eterna a nombre de sus sacrílegas impos–

turas1

No hubo pue5 misericordia entonces ni mas tarde, ni nunca para el des–

yenturado reo de los santos verdugos. Solo muchos meses desgues, y cuando

la muerte por la gangrena iba

a.

arrebatarles prematuramente

la

victima que

entretenia sus ocios y daba razon a la simonía de sus sueldos, de sus ma–

tanzas

y

confiscá.ciones, consintieron los inquisidores en quitarle una de sus

cadenas. "El 15 de noviembre de 1753, dice la respectiva dilijen:cia asentada.

en el proceso por el escribano Orúe, los señores Iqqres. Amusquibar, y Ro–

dríguez, mandaron al Alcayae don Francisco Ximenez, quitase a Dn .Fran–

cisco Moyen el Grillo _ de un pie, dejandole enelotro, atendiendo al accidente

de Gotacorai que le insultó,

principalmente

por

fu:~berle

Salido en la pierna,

11

acia los Tobillo& uñas Granos malignos

de

que podía

temerse le

resultrw~

algmw.

Oangrenc¿,:

y para que conste pongo esta razn.

"-Ü.&ÚE.

Y aquel era el ¡¡auto y clemente tribunal "de cuyos reos, dice su apolojista

(citando, ignoramos-con qué fundamentos, la opinion deLlorente, que tantos

horrores cuenta

de~

Inquisieion) ninguno jemia bajo

~peso

de cadenas,

g-rillos,

cepos

1

esposas, ni

otros }eneros

de

morhficacion,

que se usaban

en las

d¿"lJU1.s

cárcelea

europuts.

Y en este filantrópico siglo XIX, añade él mismo,

¡,se

usa

o no de grillos y cadenas en las cárceles1 ¡Ah! todavia los

flamantes

humanitarios

de nuestrá'epoca j11zgan mas ca:roitativo

CfJrtdecorar

a los presos–

con eses

atavios."

(1)

Y así se

condecara

el error y se le

h~tce

amable y digno de respeto a la

juventud; qué decimos! a la niñez que mañana. dará. a

la

república sus ciu–

dadanos

y

sus

hombres de estado, sUs- lejisladores

y

sus sacerdotes1 -

Continuerr.os,

-empero, con la descripcion de los sitios mismos en que la

Inquisicion ejercitaba ayer su dulce sistema penal y ese

plan penítencún-io

de que su campeon la.hace autora, usurpando a los cuakeros, (una secta de

hereciarcas) su patente de invencíon hasta aquí no disp-utatla. (2)

(1) Rápida ojeada,-jláj.

64.

(2) Nadie ignora¡ que. el

~a

conocido propia.mente con el nombre de

penítt:ncíario,

fu6 inventado por

la

11ecta.relijiosa. de los cua.keros

y

puesta

.eñ

11ráétiea

por

la

primera

vez

a

ñD.es

'del

aiglo

-pasado (1'78'6). Pero el autor y su crítico

del _INDEl'ENDTENTE

han

confundido

la.

aplicacion

del

pr:jp_cipio, -que

es

el verdadero

sistema pe¡ÚtenCÍ111rio,

con el

principio

mismo,

que Pien puao pertenecer a

b;

Inquisicion, como

dice

M.

Gnizot en su

OwmJ

ll:istona

,u:oder7ía.

N<)S()tros

mismos, cónformándonos con

esta

opinion, habia.moa

dicho

en

un trabajo

publicado

..Obre

el

sistema

penitenciario

hace

ya

onoe

afios, estas

palabra.'*

"LA

Inquisieioll,

.en:

im

e:tmcía,

no

era

otra coaa

sino

~

mismo

principio

(el

de

caati;ga'l"

e~)

llevado a

los

mas horrible&

e!!tremDs

por el

fa.ru~

otismo

y

las

pa–

lionee politicaa." (Memoria sobr-e

el siltema penitenciari(}

j~neral,

páj. 4,

1!!~7.)