-62-
Entramos
aquí
en la parte mas graTe, mas característica y mM terrible
.Ue este negro episodio de la lústoria de nuestra civilizacion como pueblo po–
lítico y como comunidad cristiana. Es por lo tanto la mas interesante para
nosotros, que entonces, social y políticamente, no éramof sino un humilde
apéndice del Pen't, una. especie de
potrero
y de
prendio
de la corte vice-real.
En la cuestion actual, en el debate que sostenemos con el ilustrado autor
de la apolojia de
la
Inquisicion, es este tambien el punto esencial, y como
tal lo encomendamos, quisiéramos decir
a
su recto criterio, si no fuera que
por obligar la cortesía atribuiríamos, al indisputable talento de nuestro
contendor, el atributo que precisamente
ha~ria
de costarnos mas el conceder–
le. Nos limitamos pues a recomendarlo a sus conocimientos en cánones y
en teolojia, que
a.sicomo su virtud personal, nos han sido muchas veces
presentados como merecedores de distinguido aprecio.
Otra esplicacion mas sobre el fondo del proceso.
Por lo mismo que este es en.
si
tan variado, tan. profundo a veces, tan
fútq
otras, tan característico siempre de los hombres y de
la
época sobre que
se versa, vamos a constituirnos en esta parte en simples espositores.
La Inquisicion no tenia relator, o si lo tuv-o, no figuró por mucho
en
el
proceso de Francisco ]¡{oyen.
Séanos, pues, permitido ocupar su puesto vacío y encomendar a la indul–
jencia de los espectadores que asist&n al lúgubre recinto
e.p.
que -va
a
soste–
nerse el debate, nuestra voz casi siempre cyémula por el horror. La primera
audiencia de Moyen -ante los inquisidores, tuv-o lugar el 4 de mayo de
1752i
y
eran aquellos a la sazon el clérigo don Mateo de Amm¡zuiba.r, sucesor del
""honrado Calderon", y don Diego Rpdriguez (personaje que no conocemoa
:sino por su nombre), que Io era. de Unda, ya fallecido, con embargo de su
fortuna, de
1m
propio menaje y no sabemos si de su ataud, a titulo de res–
tituciones a su propiO ministerio.
Tomó
al
principio rumbo con desusada. actividad el juicio plenario, cele–
brándose desde aquel dia hasta el 21 del próximo junio no menos de diez
sesiones
(1
).
·
En
la primera de aquellas se trató solo del orijen, o mas propiamente, de
la
etnolojia del reo,
al
propio tiempo que de los signos estarnos del m'tlto que
profesaba. Moyen tuvo que contar a este .respecto prolijamente
Ja
historia
de sus abuelos, hermanos y todos sus parientes para probar la limpieza de
su casta, porque segun las constituciones de la Inquisicion, podía nacerse
hereje. El judaismo, por-ejemplo, era una herejía constitucional y hereditaria.
Pero en esta parte salió triunfante
la
alcurnia parisiense y borgoñana de
Moyen, pues probó, dice la acta respectiv-a, "ser de buena casta
y
jeneracion,
sin mezcla de hereje, moro, ni judio."
(1) Correspondieron esta.s a los
días
4, 5, 9, 24
y
2~
de mayo,
y
7, 9,
14-,
16
y
21 de
junio.