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públicamente -en el Cuzco. IIé aquí otro de los frutos de la sábia, de la justa,
de 11. racional Inqusicion. Aquel jóven lijero, aturdido, entusiasta solo por el
arte
y
arrebatado de aquellas pasiones que son la triste herencia de la. sangre,
se había convertido, mediante la.
correccion saludable
del Santo Oficio, en
un empecinado fanático, en un filósofo reacio y persistente, en un hombre,
en
fin,
capaz de arrostrar el martirio por sus creencias. Y ése y no otro podía
ser el resultado, sobre las naturalezas ricas en fuerza moral y en dotes de
intelijencia, de aquella institucion atroz que tendía a comprimir entre tena–
zas de fuego los mas grandes atributos de la criatura:
el
ahna que siente
y la conciencia. que discierne.
Por
fin,
el 26 de marzo de ::.752 un capataz de mu1'\S, llamado don Ven–
tura Bejar entregó a Moyen en las puertas del Santo Oficio de Lima, despues
de haber recibido 65 pesos por su conduccion desde el Cuzco. El inquisidor
Amuzquibar había ordenado que se le
t~·ajese
con grillos y a sus espensa.!!; (1)
pero felizmente la bárbara. providencia había llegado tarde. El penitenciado
impenitente habia. salido de aquella ciudad con dos semanas de anterioridad
(el 29 de enero de 1752). Inmediatamente se le encerró bajo las horribles
bóvedas sitas en la plaza que lleva todl\via .el nombre de Inquisicion;
y
al
propio tiempo, por inquirir talvez si traía consigo algo de valor, se hizo el
inventario de su pobre equipaje
y
se le asignaron cinco reales para su
manu~
t~ncion
(2).
(1) Carta de Amuzquibar al comisario del
Cuzco
del17 de febrero de 1752.
(2) Todo lo que conservaba. Moyen al ser encerrado en la. Inquisicion de Lima era una
mala.
cama,
cuatro camisas, cinco chupas, cuatro ca.kones, seis pares de medias, una
ca.pnde lana, un somorero negro fia.njeado, un
CJ"Í:lto
ck
bronce,
un violin,
llilA
caja de pintura.,
algunos retratos y un libro con el titulo de
Oompen(iio
de
los meteoros.
Los
cinco reales
~oa
al penitenciado debian distribuirse de esta suerte: tres reales
para. alimento, real y medio
pal'a a;¡uardiL'11te
y medio real para mate.
El
alcaide de la
cárcel
de
la.
Inquiaicion, don Francisco Ximenes, quedaba. encargaao de cla.r fiel cumpli·
miento a
esta.
asi.
,I7IlaCÍ.on, en la que tenia.
u=
parte
tan
pretlominante un liquido ajeno
a.
la. a.uaterida.d de los penitentes del Santo Oficio,
a
no ser que su corummo viniera del que
el inquisidor Amuzquibar cosechaba. en
aua
haciendas del valle de Majes, en la provincia
vinícola. de Arequipa.....
•
Entre las muchas prero,aa.tivas concedidas
a.
los Inquisidores por la. potestad real, no
es
la
menos curiosa la. lli.,ouiente otorgada por Felipe IV en Madrid elll de aJ?ril de 1833,
cuya disposicion se
haJ.la.
incorporada. en la.lei 30,
t.
19, lib. l.o del Código de Indias
y
dice testualmente como si,<>"Ue: "De las reses que se mataren en la.
carniceria.
para el abas·
to comun, se dén a. los Inquisidores y :m:injstros
todas
las
semanas los
despojos
ck
rJiez
raes,
con los
lomos
de ellos, repartiendo a.
cada.
uno de los inquisidores dos despojos:
al
alguacil
mayor y notarios del secreto, uno: al receptor y notario del secreto, otro;
y
los demas
pan~
los
pobru
J!l'e808
ck
la8
cárcde3
8eC'f'eú:u
ck
la
In.quisicion;
y
a. solo lo referido,
y
no a
mas,
tenga derecho el
tribunal,
lo
cual
se les
ha.
de
dar
por sus precios, como a los de:mas,
sin
dar
lugar a que sus criados tomen los despojos para revenderlos."
De lo que resulta, que comiéndose
cada
inquisidor dos vacas por día.
y
determinándose
w lo una. para los penitenciados que a veces pasaban de cien
y
dosmentos, el
II'Mlema
pe·
nitenciaric
inventado por la Inqui>3icion do que tanto
~e
maravilla. el señor
Sa.wedra
por