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El proceso, en manos del comisario, se arrastraba entre tanto con una
desesperante lentitud. Solo el 9 de junio de 1749 (1) había p:u-ticipado a sus
jefes
la
captura de
li<~ycn,
y
había tardado no menos de medio año en
'fl,orca, c'/ljyos lwbitanics rechazaron
la
Inq1Lisi&ion
po1·
e¡¡pa.cio de
ma.~
de oclw m'ios,
y
no
se introdujo en est.'lS islas l1asta el de
14\JO,
"Todos estos
te~timonios
de una
op91l'ieian ' f<rn jene¡·al,
prueban ineontestablemente
que el Santo Oficio se introdujo en
In,
Península
contra
el
vol;;
de
f•>Jos los espru1olM,
y
que sr le;:
impu•o
po?
la
fuerza
y
rl ter-;·o¡·,
L1~
miras
dominantes fle los
papru>,
}a
-avarida
Je fernando
y
el
fm1uti<Smo
de nl¡¡unm
f¡·ail•"'',
sqndta1;on la E'lj>afla en un
abi.•mo llr mrrfes
qne el pueLlo preveia ya, cuando
l~trhnba
contra liJA órdenes de .m rei
y
rnn
las Indas
de~
papa.
:m
pueblo
rura
v~z
se
engnii~;
¡<lesgraclados los que despre..
da
us
repre~entaciones!"
Como los fmgmentos anteriores pueden atribuirse a Llorente, a quien el señor Sna–
vedra acusa de apasionado, de apóstata
y
aun de
fal&ijicador,
iligamos lo que dice de
su cuenta el español :Rodrignez Bm·on:-"De todas las plagas, esclama éste en la
I?ttro–
rluccion
de su Compendio, que han desolado Stleesivamente
las
diferentes partes del
globQ, no h1ú ninguna que haya dejado vestijios
tan
difíciles
de
borrar como los de la
Santa
Inquillicíon.
Las
peste8,
guerras, hambres, temblores de tierra_
e
il'upcipnes
de
volcanes, no han llegado a nuestra noticia Bino por conducto de la historia.
"Pero por todas
partes
donde se respira el aire mortífero del
Santo Oficio,
donde
este tribunat sanguinario se ha establecido, las ciudades mas popnloaas, desiertas al
punto de sus industriosos moradores, no han encerrado dentro de
sus
murallas
mas
que
delatores
y
víctimas, carceleros
y
verdugos,
y
la tieiTa mas fecunda se
ha
convertido
en
un
esp:mtoso desierto."
Finalmente,
y ya
que
el
señor Saávedra se empeña. (fundándose en distinciones pu–
ramente teolójicas o de jerarquia. eclesiástica
y
civil,.
real
o papal) en poner de mani–
fiesto que era mui di>ersa la l:¡¡,quisicion de Roma de la de Valladolid, Toledo o
Madrid,
lea
lo que dice
d~
aquella el escritor ya varias veces citado, Torres de Castilla
(t.ambien español) al dar cuenta de la
ternúna~~on
del pontificado de Paolo IV, el
Torquemada
italiano:~"Una
serie de persecuciones, dice, (obrB citada,
t.
ITI,
páj.
'TOO)
y
suplicios señalaron el pontificado de Pablo IV,
y
su tirani!¡, llegó a ser tan insoporta-
ble, que exasperó
i!.l
pueblo
y
fué causa de
diversos motines.
·
"Por último, a lamuerte de este papa, ocurrida en 19
d~>flgosto
de 1559,
la
?·evolucimt
estaUóformidable en Roma.
El]?nP.blo
hizo
pedazo'> las estátuas
<!e
Pablo, -arrastránilo–
las por las calles durante mucllos dias
y
arrojándolas
d-espu~
al
Tiber,
y
para evitar
que
el cadáver del pontífice corriera la misma suerte, fué
necesari11
entem·arlo sin nin,
guna ceremonia.
"Uno .de los ¡)rimeros actos del pueblo romano,
el
mj¡¡rno día deJa muerte de Pablo
IV, fué
acudir alpalacio
de.laInqnisidon, derri11a1·
1'1.~
p¡¡o·(a:¡,
sacar los preso8 de qur
estaban llenos
loa calabozos
Jf
peg_a'i' juego
al edijicó4,
con
tmlos
1.@.
libros
y
papeles rpg
encerraba.
"Las
tropas que acudieron a
Rom1~
pudieron impedir
qu:e
quen:mr;¡.n
ssi
mismo el
convento de los domínicos! cuyos
frailes
ejercían el
c11rgo
de inquisidores_"
Ahora respecto de la fuquisicion veneciana,
tan
horrible como la es,Pañola
y
la
ro.–
mann.,
véase lo que dicen Scal"pi y Daru, historiadores
que tratan
estensamente de
sus
horrores,
y
prueban que
la
Inqnisicio.11, como el cólera o
el inñer¡¡,o,
es una misma en•
todas partes.
·
(1)
Hé
aquí coiUD, despnes de hacer
a.lgnnas
poco decentes :Ú.nsiones a la herejia. del
-sesto m:mda.ririento, se e.spresaba. el '!Omisario en su primer oficio
~la.
Inqnisicion de Li–
lJl<¡
en
la.
fecha.
arriba
cit~:
"Las
i»fPCU.'ÍCÍOnC8
por
que le estoi
sumarian®
!l<ln porque
FRANC. MOY.
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