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que los de su propio trabajo, porque, o la Inquisicion en Potosí no tenia
rentas, o ya el mineral, que eu otro tiempo debió ofrecerle copiosa mies
de herejías y doblones, se encontraba en decadencia (1 ). Verdad era que
eomentian de tarde en tarde en su celda la presencia de alguna visi
a,
pero
ésta casi siempre era la de un nuevo delator; verdad es que le proporciona.·
han aguardiente, pero acaso no estaría
la
última destinada a producir dlt–
rante la sumaria un efecto semejante a. la. mordaza. en el castigo1
.Así,
a lo
menos, colijese de
las
propias confesiones de la. de¡¡graciada víctima.
Aunque el sistema penal de la Inquisicion, segun el señor prebendado
~vedra.
y loa críticos de su obra, era
de los mas dulces,
la vida de Moyen
se deslizaba en una no interrumpida tortura. Lo que mas le desesperaba,
talvez a causa del mal crónico que le aflijia., eran
las
cadenas que lo opri·
mían; y por esto, invocando la mansedumbre de Jesucristo, pedía a
SUll
jueces superiores, los Inquisidores de Lima, que le quitasen loa grillos, cuan–
do hacia ya siete meses que le tenían aherrojado (2). "Me puedo llamar (les
decía en su dialecto
ga.lo-portugu~1lspañol)
des so misma tropo De las obe–
cas: Jesuchristo no li puso grillos a los pies; sobre las espaldas la truxo
adonde
esta~
las otras" (3).
Vanos eran, empero, sus clamores.
La
dula
Inquisicion jamas tuvo
piedad,
porque jamas tuvo corazon. Su
alma
era la codicia; su espíritu el fanatismo;
la tortura y la muerte el único pasatiempo que alteraba la negra mono–
tonía de la vida de sus atroces verdugos.
Había pasado, en efecto, un año y el infeliz Moyen clamaba
al
I]lenos por
que se le dijese la causa de su prision, que él solo columbraba por sospechas.
"Si je
snis
arreté, escribía en su propia lengua a loa inquisidores de Lima el
12 de mayo de 1750, cuando faltaban solo dos días para completar el
primer año de su duro encierro, pour avoir eíi conversations en matiere
de religion, je ne
savaÍ8 pas que c'etait defendu.
Je susplis, añadía con
la humildad mas profunda, le conseil de l'Inqnisition de me rega.rder en
·pitié, et comme je ne
demande vaint a:autre gr&e que la
iu.stice,
qu'elle me •
disse
le suplica queje mérite, je serais moll propre bourreau." (4)
Al decir la última frase, Moyen no enga.ñaba a sus verdugos, pues un día
(1) "Se mantiene, decía
el
comisario
Liz.U11.ZUa.
lbs Inquisidores en
carta
de no-viem–
bre
2 de 1849, con el corto ausilio qlle le redunda la
~bilidad
distinguida
que tiene de
pintar."
(2) Carta de Moyen a los Inquisidores de Lima. -
Potosi, diciembre 26 de 1749.
· (3)
En
este pasaje
¡;e
deja ver
chro
que aludia a. la
parábolA
de
lA
oveja
estraviada.
(!)
Frescos debieron quedarse los soberbios inquisidores cuando recibieron esta.
misiva.
en fr:mces, porque no babia entre todos los verdugos grandeo y chicos del
Sa.n.toOficio
uno solo que supiese aquella. lengua, y
a
.no ser
por
un
padre
de
la
Compañia de
Jesus
llamado Francisco ·Gomez, que
lA
tradujo, aquellos
esto1idos
inmolAdores de hombres,
no
habrian
aabido que podia pedirse
gra.cia
en otro
idioma que
no
fueseel
de
su peripato
oficial o
en el d•su
cocina.