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,.

-

10&:-

amante

y

protector de

L'\

ilustracion, defensor celoso de los derechos

y

prel'O"·

ga.tivas reales, circundado de ministros

y

consejeros sabios

y

partidarios de

la doctrina de las regalias, animados uno

y

otros del espíritu reformador que

se habia iniciado

y

venia desarrollándose en los dos reinados anteriores,

todo esto hacia incompatible la antigua rijidez,

y

ca~i

innecuaria la exis–

teru;ia

de otra institucion, que creada por el celo relijioso,

alimentada por el

fanatismo,

robustecida por

la

U8UrpaCÍOn,

del poder real

y

civil, habia estado

siglos hacia

esclavizando los entendimierúos

y

cortando el vuelo a las ideas.

(1)

Hablamos del tribunal del Santo Oficio: que si ya en el reinado de Fer–

nando

VI

habia perdido el poder inquisitorial su antigua omnipotencia,

y

comenzado el peruamie:nto a conqui8tar su l-ibertad

y

a sacudir la tiranía en

q:ue

había

mvido,

cuanto mas creda

se

desarrollaba'!/ jructicriba la ilmtracioo'

DiegD de Mesa, familiar de la Inquisicion de las Islas Canarias que dijo a un guarda

bosque del reí ol oponerse éste a que talara un monte de la corona, "que la licencia

para cortarlo eetaba en la hacha." (Coleccion de realee cédulas en la Biblioteca Na–

cional.)

(1) Aunque ya anteriormente nos hicimos cargo de la proposicion íncreible del señor

Saavedra de que la Inquisicion, (creada espresamente contra el progreso, contra las

ideas

y

especialmente contra los libros,) de qne con la apnricion de aquella hizo

florecer

ZIZi! bellas letras,

nos permitimos recordarle aquí, los autos especialee de fé que

mand~

celebrar Torquemada para quemar biblias

y

los indices que (fuera del jeneral de Roma

exiBtente toda>ía) orden6 el inquisidor jeneral Zapata, comprcndienifo entra los prohi–

dos las obras de los jurisconsultos Zalgado y Salcedo.-"Fueron quemados, dice Rodri·

guez

Buron, hablando de las destrucciones de libros del primer inquisidor jeneral,

(tít.

I~

páj.

lll)

mas de

seis mil

volúmenes que los calificadores del consejo de la Inqw·

sicilm habian declarado peligroso!!,

y

entre los que se hallaban, sin embargo, muchas

obras de mérito, cuyo único defecto

era el

de

no haberlaJJ podido comprender.

La inso–

lencia de Torquemada lleg6 a tal estremo, que mandó destruir toda la biblioteca de

Don Enrique de Aragon, príncipe de sangre real. en..-olviendo a.í en eu proseripciou

vandalesea la literatura, ciencias

y

las artes, con la teolojia

y

las prácticas supersticiosas

de la brujeria."-"Los que tengan la paciencia, eselama Michelet, obra citada, (páj. 61)

hablando del oscurantismo creado en ln península por la Inquisicion, de compulsar los

anales de la imprenta española en los siglos

XV

y

XVI (hasta 1540), encontrarán solo

doé clases de libros, los

.Amadis,

literatura mundana,

y

los

Rosarios

y

otros libros de la

vírjen, literatura conventual, no menos galante

y

a.

veces mas atrevida.

Esto en el 6rden intelectual

"La

Espafia,

dice mas adelante

(páj.

192) tiene una literatura que falta a todo otro

pais: la de los

mendi~os.•

Esto en el 6rden material

"La

Inquisicion, añade por último (páj. 59), cerraba uno a uno todos los resquicios

por donde el injenio humano pudiese manifestarse."

Esto

en el órden .filosófico.·

Se •abe ademas que Felipe II impW!O

pe114

d8

la

vida

a los importadores

y

vendedo–

res de libros prohibidos.-El estableció

taro

bien la Inquisicion de las aduanas, "cuyo

objeto, (dice

Rodríguez

:Buron

t.

2,páj. 29) era impedir la introduceion de libros probi·

bidos,

Fu~on

eetablecidos comisarios del Santo-Oficio en todos los puertos;

y

sus veja–

eiones eontribuye:ron mucho a paralizar el comercio marítimo de

Es~ña."