-109-
soldados ningun preso en sus mazmorras, hecho que aunque nos parezca muí
dudoso, pudo con todo verificarse en razon de ,que el Santo Oficio no existia
ya sino n,ominalmente; pero si es cierto que esto pudo ser o sucedió en 1808,
pregunte a la historia el señor prebendado cuántos y cuán illlitres reos ence–
rró la Santa Hermandad en sus calabozos en el negro período del absolutismo
de 1814 a 1820, cuando el rei perjuro intentó darle nueva vida; y esto que
la
~quisicion
(segun lo afirma el
s~ñor
prebendado con un candor verdade–
ramente asombroso) nunca prestó su limpia mano ni
al
despotismo ni a la
avaricia de los reyes,
"Las delaciones del odio, dice un escritor español aludiendo a esta época
abominable de la Historia de España en que el clero se hizo el
vil
instru-
. mento de una
vil
politica, la envidia, la venganza y el e11píritu de partido no
habían producido janias efectos tan desastrosos como en este momento. .Afor–
tunadamente acababa el Papa Pío VII de abolir el tormento; pero se llena–
ron las cárceles secretas y las mazmorras de nuevas victimas de la Inquisicion,
Ylas
isJ.as11e poblaron de ilustres proscriptos." (Rodríguez
~uron
t. II páj 352)
Pero sea lo que :fuere de esta cuestion ya fallada en todo el orbe, (1) tóca–
nos a nosotros, a los chilenos, a los que
no quisimos ctYTWCeT el Santo Oficio,
segtm el espresivo lenguaje del Dean Santiago que nos lo quiso enseñar, el
reclamar para nuestria pátria
y
como una de sus mas
~tas
y lejitimas glorias,
(1)
La
Inquisicion babia sido abolida en Toscana en 1787 por el ilustre Leopoldo 1
y
antes lo babia sido en Milan por José
11
y
por el duque de Pa.rma en
sus
estados en
1769.-Napoleon
la
abolió
en
Españ&
por
un
decreto datado en
Chamartin
el4 de di–
ciembre de 1808.
Respecto
de
la
abolicion por las cortes españolas en 1813
y
la
parte que en ella tomó
el
ilustre
americano Me:ria, eaplota.ndo especiá.lmente
la.s
iniquidades del proceso de au
pa.is'ano Olavide illues ambos P.ertenecia.n
al
vireinato del Perú), puede veree
a.
Argiiellea
E~=
hútórivo de
la
ref<Yrma.crmstitucUmal
cap.
X
y
XI
y
el libro que publicamos en
Lima en 1860
y
que ya hemos citado. Fernando
VII la
mandó restablecer por decreto
de
juli&
21 de 1814, como
un
simple instrumento de su
infernal
politica.,
y
esto
esplica.rálas reclamaciones que se hil(ieron en Chile a nombre de ella en ese año,
y
de
las
que
Jw..
blaremos en breve.
.Las
cortes
liberales de 1820 abolieron definitivamente el Santo Oficio español
y
"en–
tonces,
dice
Rodrignez Buron
(ohm
citada
t. 23, páj. 152) en todas partas en que ha.bia
un
tribunal del Santo Oficio, acudió el pueblo
a.
la.s
cárceles, y allanando las puertas,
sacó las
'1Jicti'Tl/;{J;8
quejemian en ellas, demolió
lo1
palados de
los
inquisidores y
$UII
horr!»''SSi
C~s;
hizo
amco
lo& C1'1Ule$ instrumentos
del
tormento,
yerijió trofeos
a.
la
constitncion
sobre el mismo paraje que por tanto tiempo ha.bian manchado estos
odiOSQS
edificic& •
.Cómo, pues,
si
en 1808 Napoleon no encontró ningun reo de
la
Inquisicion encontró
~tos
Rllofael Riego? Y cómo
si
los pueblos h¡¡bian amado tanto la Inquisicion
1a
trata–
ron a su estinsion como
la
habia.n tratadO"
a.l
nacer?
Sobre est-e último particular puede consultarse con fruto la
ffu¡toire
de
r
Inquiiliti01l
.por
M:.
'Leonard Gallois, cuya primera edicion apareció en 1828. A1Ul en esta época
la
euestion
del
restablecimiento--de
la
Inquisicion se ajitaba en Oatalnña puñal en mano.
Tal era al menos el principal capítulo de la rebelion de lo&
Agraciados
y
de su digno
-
eampeon
~1
padre
Fuñal.