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por la provocacion a otra mayor!
Y
de esta sue.rte iban at:iadCMe unt:M a
otros los eslabones de aquello!! crimenes inmunJos y espantosos de los
qu~
se quería hacer cómplice a un Dios de eterna justicia y de inagotable.mise-
ricordia!.. .........................................· ...................................... .
Al día siguiente de aquella infame escena (abril 11 de 1761) que había
seguido al lance bárbaro de las calles públicas (la vergüenza del 6 de abril)
desplegaba sus velas del puerto del Callao uno de aquellos pesados na.vioa–
ga.leones, llamado el
San Juan Bautista!
en que se acostumbraba mandar
al
rei, bajo partida de rejistro, sus
quintol! reales
por el oro y la plata de
1aa
mina~
de Indias y los reos de lesa majestad.
A su bordo, aherrojado y conduciendo él mismo
uh
estracto (1) de su
causa.,. iba Francisco M:oyen a sufrir otro proce¡¡o ante la
Sup1·ema
de Madrid
y a cumplir la benigna condena de sus verdugos de Lima, que equivalía a
su vida entera
(VEINTÉ Y
TRES
.AÑOS!)
entregado a 1á soledad, a
la
afrenta,
a la agonía eterna de una bóveda!.... .'.................................. :.......... .
Cuál fné despues el destino de aquel mártir, de !\'luel inoceo.te declarado
tal por el propio tribunal
q~e
le
juzgó~
·
Lo ignoramos, y sentimos un consuelo en ello.
_ Consérvase,
emp~ro,
en Lima la. tradicion (sin que podamos hoi verificada)
de que el navio
San J-uan Bau,stistc,,
acometido por un humean, desapareció
eñ
los mares del cabo de Hornos....
Y si fné así, ·podemos decir, sin incurrir en el pecado de. herejía, del cual
Francisco Moyen fué
cabsu~lto,
que la naturaleza, cuyos sublimes trastornos
habia seguido aquel un día en las gargantas de Jujui, con las melodías da
su arco de artista y su admiracion injénita. por
to~o
lo creadó'; propia del
cristiano y del creyente, tuvo de esa suerte mas clemencia. con la victima,
que sus
santos jtteces
tithlados ministros del Eterno!
vm
Taltué el proceso de F:ranci$co Moyen, en .que parécenos haber dejado
_contestados todos
y
cada nno de los argumentos, conocidamente erróneos o
sofísticos de su erudit-o, pero
ep.
nuestro humilde concepto, alusinado paneji–
rista,
cuyo acopio inmensurable de citas corre parejas con el cúmulo de sus
falaces conceptos, ora versen. éstos sobre la Inquisicion eclesiástica, ma .sobre
la
españo-lq, que
el
propio autor distingue
y
confunde alternativamente, bien
que en sustancia ambas sean una
sola~
esto es, la espresion de
la
intoleran–
cia
y
del fanatismo relijiosos, mas o menos ardiente, mas o mehos feroz, se–
gmi. el país, el clima y la raza en que se ejercita. De
todas
maneras
la
Inqui–
siéit.m ha contestado
~
la Inquisicion;
y
en esta parte,
d~ando
cumplida
(1) Componiase éate de 187 fojas.
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