300
I~QUISICIÓN
DE CHILE
lo hizo y fué reprendido por su libertad, y está en
la reclusión .n10
Fray Juan de Cobeñas, de la Orden de Santo
Domingo, natural de Osuna, residente en Chile,
fué, en consulta, mandado parecer en el Santo
Oficio «por haber solicitado á una hija de confesión
en el acto de ella, y por haber tenido con otra desho–
nesta,
(sic)
sin que en el acto de la confesión ni pró–
ximamente á él hobiese habido trato entre ellos de
deshonestidad; aún cuando está testificado de ha–
ber solicitado á otras hijas suyas de confesión, y
aunque una mujer dice que cuando la acababa de
confesar la detenía en pláticas y t;Onversaciones y
sólo la decía que iba hermosa. Con esta probanza,
fue mandado parescer en el Santo Oficio, como
está dicho, y con una denunciación que hizo de sí
propio de cosas que habían pasado con la dicha
primera mujer, que es el testigo que hay contra el
reo que dice algo en materia que su conoscimien–
to pertenezca ·al Santo Oficio, y dice y confiesa el
reo que la dicha muj er con quien tenía mucha
amistad y pasaba muchas palabras en burla, dijo
un día que se iba
á
confesar y estuvieron en una
capi1la los dos parlando
~ucho
rato en cosas de
10
La sentencia se pronunció en Lima en
1583,
habiéndose Lardado
tanto el negocio porque se enviaron
á
ratificar los testigos
á
Chile,
como lo decían los Inquisidores en su abono.
El Obispo de lá Imperial había levantaclo antes un sumario contra
Quintero
á
causa de lmber sostenido éste,
tratando una persona
cierta cosa "que le paresció que no traía camino,» que podía todo el
mundo disputar que Dios no es Dios, pero que, expresándose así, de–
cía un disparate' y un error y una herejí:t muy grave.» El Obispo
remitió también el sumario
á
la
Inqqisici<in, el cual le fué devuelto
más tarde, por no
aparer.erde él otra cósa qne lo que quecl<t dicho.