296
INQUISICIÓN DE CHILE
Hallábase en Lima Luis Verdugo, presbítero, na–
tural de Coca, deán de la Catedral de Santiago, y
creyó aquélla buena ocasión para denunciarse de
haber sostenido
ú
álguien que le preguntaba si·
los pecados mortales eran pecados de suyo, que
sólo eran capitales ó corporales, como lo afirmaban
los teólogos Pedraza ó
avarro.
En esas circnnstancias dos testigos le denuncia–
ron de haber <• dicho que los pecados mortales no
son perados mortales, y preguntándole que qué
son, dijo son capitales, porque podrá uno comer
demasiado y no ser pecado mortal si no se embo–
rracha,
y
luego dijo
i1·q_scimini et noliti peccati,
y
la lujuria no es pecado mortal, y replicándole so–
bre ello dijo: «yo lo haré bueno, que Pedraza lo
dice.»
Ya con esto fué metido en las cárceles, «y
á
la
acusación confesó haber dicho aquello de la luju–
ria, aunque había añadido que no consintiendo
con la voluntad en la lujmia sino Yenir los pensa–
mientos lujuriosos, que no era pecado mortal, y
que añadió lo que tiene dicho, aunque no sabía si
de palabra ó en el pensamiento; y habiéndose el
negoeio concluíclo en definitiva, no se notificó al
Fiscal, y Yi to en consulta, fué votado en que el
reo abjurase
de levi
y estuviese recluso en el mo–
nasterio de Santo Domingo de esta ciudad por el
tiempo de dos meses
y
en ellos no celebrase, aun-
e~perando
hacia tiempo que le enviasen el dinero, pretendió venirse
á
Chile
IJ~jo
fianza,
J1<'L'O
que el rcceplot·
aracho se opu o :\. ello ter–
minant mentr.-C'm·ta
de Samcho de .'31 de ¡l{a¡·::o de 1581.
¿Cu·í.nlo duró l:l J1L'iw'm M la Encio·?
~o
podri<tmos precisarlo; pero
según se ve de
la
c:u·ta de
~:u·acho
que acabamos de cila:r, la reo no
podía aún venit•se
el
:n
de
:'~Lu·zo
de 15 l.