292
INQUISICIÓN DE CHILE
de Castilla; <<ánda, señor, que toda la mejor fé e:;tá
agora en los confesos.»
Á
pesar de que Morales se
denunció cuando ya se habían recibido las depo–
siciones de teshigos, calificadas sus palabras en el
Tribunal por temerarias y otros epítetos de este
jaez, fué mandado prender y conducido á Lima,
debiendo tener la ciudad por cárcel. Llegado allí,
se siguió el proceso con él, y al fin se mandó sus–
pender en 1580.
María de Encío, natural de Bayona en Galicia,
mujer de Gonzalo de los Ríos, vecina de Santiago
de Chile, presa con secuestro de bienes por el San–
to Oficio, testificada apte el Provisor de haber di–
cho que cualquiera por salvar la vida de un hombre
se podía perjurar; «que si una mujer casada ó don–
cella se sentía preñada y no de su marido, por
encubrir su fama podía matar la criatura en el
vientre ó tomar cosas con que la echase,» y aun–
que se lo contradijeron y reprendieron, siempre
se quedó en su opinión; y que diciéndole que no
azotase á unos indios, elijo: <<vive Dios, que aunque
venga San Francisco de el cielo,
ó
me lo mande
San Francisco, que no los tengo de dejar de azo–
tar;» y que hada trabajar en un ingenio de azúcar
que tenía á los indios y negros los días de fiesta,
y comía carne en viernes y sábado y impedía los
matrimonios, y que era casada dos
veces~
y mira–
ba las rayas de las manos, y creía en sueños
y
otras supersticiones y consultaba las indias teni–
das por hechiceras.5 La reo fué puesta en las cár-
5
Á
fojas
66
del
LíbJ·o 755 ele Relacirmes de causas,
dan los In–
quisidores estos detalles sobre los delitos de doüa María: «Que estan–
do hablando ciertas personas de cómo hay signos y planetas y que hay