CAP. XII-NUEVOS PROCESOS
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el ladrón, persuadiéndoles á ello y teniendo ade–
más voluntad de saber por su conducto algunas
cosas. Que siendo ya religioso, quejándose de los
malos tratami entos que le infli gía su prelado, había
dicho á otro frail e: «Padre, mi corazón yo lo ten–
go en Dios y con su ley
y
con los preceptos de la
Iglesia Católica Romana, cuyo hijo soy; pero á true–
co de huír clestos agravios y malos tratam ientos,
si hubiera luterano5, yo me pasara á ellos.n Iten
que en el tiempo de su mocedad, era jugador y
decía muchas blasfemias , y andando mu y perdido
y alcanzado del juego, ba bia fi rmado una cédula
para hacer pacto con el demonio á fin de que le
ayudase, ofreciéndole en cambio el alma y el
cuerpo, «y que el demonio no vino y no hubo
efecto. »
Hízose con el reo proceso en forma, con captuea,
y una vez concluso, fué sen tenciado en deílnitivn.
á
que dij ese seis misas por la conversión de Jos
herejes, á qu e ayunase tres viern es y que en cada
uno de ellos rezase los salmos penitenciales, por la
misma inten ción.l
1 Tocante
á
este reo se puso en el Consejo la siguiente advertencia:
«que pues vino de su voluntad, será necesario usar con él de mucha
misericordia.»
Fray Cristóbal l'\úüez fué natural de Sevilla. En
el
aiío de
1587
pasó
á
Madrid con poderes ele su Orden
á
solicitar del Monarca, en–
tre otras cosas, que se le permitiese traer sugetos idóneos, oblig!m–
rlose
á
que, en regresando
á
esta ciudad, «ponrlria en el Convento ele
Santo Domingo della lectores doctos y sufici0ntes que lean artes,
ft–
osofia
y
teología.» NCuiez no alcan7.<Í, sin embargo,
á
ver reali7.adas
sus aspiraciones . Después de
ha
bcr logrado reunir en Sevilla cna–
renta y cinco religiosos deslinados
á
Chile, mlll'ió all[ en
1502.
Véase
sobre estos particulares nuestra
Hísto,·ia de la lite1·aw>·a colonial,
t.
I,
pág . XLVI.