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INQUISICIÓN DE CHILE
ni siquiera habríamos tenido noticia de ellos. Si
Jos reos de que tratamos hubiesen residido en Li–
ma
ó
en las provincias cercanas, es casi seguro
que habría sobrevenido el mandamiento de prisión,
el viaje
á
Lima, el encierro en las circeles y m1o
ó
dos años de pem1anenciu en ellas, con las otras
penitencias de estilo. Pero,
á
pesar de la dure7:a
ordinaria de los Inquisidores·, por lo que respecta
á
los r eos chilenos , la enorme distancia en que
vivían, y, como consecuencia, los considcrab1e5
gastos que su traslación á Lima demandaba, siendo
que en la generalidad ele las ocasiones se trataba
de gente pobre que no ·habría tenido siquiera con
que sufragar las costas: todo esto añadido
á
un
tanto ele descuido, motivado por indolencia. ele los
Comisarios en el ejercicio de su oficio ó por la ne–
cesidad de ocuparse de otros procesos de más im–
portan cia, ocasionaron , como clec[amos, que los
reos de origen chileno librasen sólo con una su–
maria información . Pero no SLlCeclió lo mismo
con otros que fueron procesados en la misma épo–
ca, ele que yamos
á
ocuparnos ahora.
Procuraremos, en cuanto nos sea posible, ajus –
tarnos
á
un orden cronológico,
y
sea el primero
de quien tratemos un fraile de buena memoria en
Chile.
Fray Cristóbal :"l'úñez, domínico, sin existir con –
tra él testificación alguna, 'denunció de sí, estando
en Lima, por Jos años de 1572, que siendo lego ,
habría más ó menos veintidos mios, habiéndole
hurtado álguien cierto objeto, se dirigió á unos in–
dios principales
y
les rogó, que por vía del demo–
nio y de sus hechizos le dijesen donde se hallaba