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INQUISICIÓN' DE CillLE
casado ó nó, porque ella no vió clérigo ni la lleva–
ron á la iglesia, y que después aquel mancebo se
había ido á las Indias, y de allí á nn año había di–
cho su madre que la habían querido engañar, por–
que era casado: que esto era lo que pasaba y no
otra cosa, y negó todo lo demás.»
Confesó la reo que siendo moza y andando su
marido en amoríos con ciertas indias, pidió á una
que le diese algo con que la quisiese mucho, y
que habiéndole dado una raíz, la anduvo trayendo
guardada en el seno hasta que su confesor le dijo
que era pecado; que á cierto clérigo que paraba en
su casa, por haberle sorprendido en malos pasos,
le había duelo un empujón; que en cuanto á lo de
ser casada dos veces, el rumor provenía de que
teniendo aposentada en su casa á una mujer ca–
sada, la habían confundido con ésta, levantándose
acerca de ello y á pedimento suyo una información
por el Obispo; que por lo tocante á hacer trabajar
los indios en día de fiesta, todo lo que pasaba era
que cuando en su ingenio amenazaba llover en
día de fiesta, para que no se perdiese la azúcar que
tenía secando al sol, la hacía entrar bajo techo;
y,
que no solamente no comía carne en días prohi–
bidos, sino que hacía más de veinte años á que
ayunaba viernes
y
sábado,
y
con disciplina,
((y
no se ha comido groseza en su .casa.)) Por fin, ((pt–
dió misericordia de todo lo que hubiese hecho con–
tra nuestra sancta fé cat9lica.))
Cuando lleg5 el caso de ratificar los once testi–
gos que habían depuesto contra la reo, tres de ellos
eran muertos
y
uno no pudo encontrarse,
y
aun–
que justifiqó que los demás, incluso el juez que