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INQUISICIÓN DE CHILE
aquella tierra hasta aquí, que debe haber más de
quinientas leguas,
y
dejarle secuestrados los bienes,
téngolo pot- caso grave ...
n
·
Pero oigamos al mismo Inquisidor que va á re–
ferirnos la manera como se tramitó el proceso
y
las incidencias que en él mediaron.
«Este proceso, continúa Ruíz de Prado, está muy
mal concertado, y no paresce por él cuando fué
preso el reo ni cuando entró en la cárcel. Sólo en
la primera audiencia que con él se tuvo, dice Arrie–
ta, que mandaron traer de las cárceles al dicho
Francisco de Aguirre, y no hay otra claridad de
su prisión ni entrada de cárcel sino ésta; y antes
de la primera monición, dijo cómo el Obispo de
los Charcas le había tenido preso
y
lo que en esto
pasó y la causa por qué desarmó, cuando volvía á
Tucumán, acabado el dicho negocio, á las perso–
nas que encontró en el camino. El Fiscal le puso
una acusación de doce capítulos, porque, allende
de la dicha testificación con que fué mandado
prender, le sobrevino al reo más probanza, de ha–
ber dicho cuando iba á Tucumán, después de ha–
ber sido sentenciado, que él iba á Tucumán porque
el Obispo le enviaba y le había mandado que dije–
se al vicario que dijese una misa cantada y muy
solemne y con alta voz dijese al pueblo que todos
los que juraron contra él mintieron malamente y
que juraron falso todo lo que juraron, y que todos
se desdigan y digan que juraron aquello mala–
mente, y que él es buen cristiano y que con él no
tenía que ver Rey, ni Virey, ni Presidente ni Oido–
res, porque él era rey de su tierra
y
no había otro
rey sino él, y que la ley que él quisiese, aquella