CAP. X-
SEGUNDO PROCESO DE AGUIRRE
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Con toda brevedad y secreto emprendió Arana
el viaje hasta llegar á la ciudad de la Plata . Allí
pudo convencerse de que la empresa que se le ha–
bía confiado no era tan fácil como hubiera podido
creerse en un principio. Estaba aún determinado
de regresarse á Lima
á
dar cuenta de las dificul–
tades con que había tropezado, después de haber
permanecido veinte días en la ciudad, falto de
gente, sin los dineros suficientes y obligado toda–
vía á guardar secreto, sin poder confiarse á las
justicias y autoridades hechuras de Aguirre, que,
de seguro) no le auxiliarían en su empresa contra
su jefe .
Las noticias que supo de algunos soldados que
habían l1egado á la ciudad desde la del Estero no
eran por cierto muy tranquilizadoras. Asegurába–
se que Aguirre había aumentado la guardia de su
persona, y que en la ciudad de Tucumán levanta–
ba una casa fuerte, con foso y contrapared, cuyas
despensas llenaba de maíz; que de Chile le habían
enviado una pieza de artillería, y que su yerno
Francisco de Godoy se preparaba á ir en su soco–
rro con álgunos hombres que había reunido en
Coquimbo.
A
mayor abundamiento, habíase sos–
pechado ya el motivo del viaje del emisario del
Vi rey, y como era de esperarlo, dadas las condicio–
nes de Aguirre, no era probable que éste se pres–
tase de buen grado al obedecimiento de la orden
que aquél llevaba.
Arana tenía ya resuelto, en vista de todo esto)
regresarse
á
Lima, cuando, mudando de propósito,
fue negociación del Visorey don Francisco ele
'l'olcclo, que quiso que
la Inquisición hiciese lo que debió parecer que el no podía acabar.,