148
LA
INQUISICIÓN
desinterés
y
otras prendas que necesariamente deben
concurrir, especialmente en la
Indias, para for–
mar unos ministros
y
un tribunal de tanta expecta–
ción,
y
con más particularidad en Filipinas, á la
frente de tantos herejes, idólatra·, moros
y
cismá–
tico , que nada más abom inan que el fausto
y
am–
bición de los mini tro de nue tra
anta fe, me pa–
rece que V. S.
l.
podía hacer el encargo del decanato
ele este tribunal al
~rzobispo
de Manila, que es ó
fuere,
y
que entre tanto
ugeto benemé_ritos de la
santa
Igle~ ia,
que por sola su exaltación, despre–
ciando us patrias, pariente , universidades y otras
conveniencia ,
~ e
sacrificaron al yugo del carro de
la Igle ia ele Dios, excoja por esta primera vez, á
proposición ele los su periore. de las religiones de
quienc
\ . S .
l.
gu tase hacer esta confianza, los
sugeto más digno para tan alto ministerio, con la
obligación ele dar cuenta á V. S.
l.
para su apro–
bación.
«De esta suerte, eñor, e podía formarun tribunal
tan santo como integérrirno, que pre enrase de los
muchos inconvenientes que lastimosamente se han
experimentado y que cada día pueden temerse, pre–
viniendo al tribunal
y
superiores de las religiones
para lo ucesiYo, que faltando algún ministro, los
superiores de cuya religión fuese, propongan á aquel
tribunal tres sugetos ele la misma relio·ión para que,
con su informe, pueda V. S .
l.
nombrar al que hu–
biere de substituirlo, subdelegando V. S.
l.
su fa–
cultades en aquel tribunal para que, á proposición
de los mismos superiores, nombre sugeto que sirva
interinamente, encargando sea sie.n:pre aquel de